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Javier Cercas, ganador del Planeta. EFE
«Repetirse es la muerte del escritor»

«Repetirse es la muerte del escritor»

Javier Cercas | Novelista ·

«Con 'Terra Alta' he huido de mí mismo; Cercas estaba harto de Cercas», admite el ganador del premio Planeta de este año

MIGUEL LORENCI

BARCELONA.

Jueves, 17 de octubre 2019, 00:17

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Melchor Marín, un mosso d'esquadra con pasado terrible como delincuente y un presente heroico, investiga un crimen múltiple y salvaje en la Cataluña pobre, en Gandesa, durante el tsunami independentista del 'procés'. Esto es, en esencia 'Terra Alta', la novela que ha dado a Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) el 68 premio Planeta. Un Cercas que huye de sí mismo, cambia de registro y que por primera vez en su vida se presentaba a un premio. «Una de las razones es que cada año, al día siguiente del Planeta, mis vecinos, la portera y el kiosquero me miraban con compasión y solidaridad. 'No se preocupe ya se lo darán', me decían», ironiza. Ahora, con el talón de 601.000 euros en la mano, dice ser «otro Cercas» y «un nuevo escritor».

-Pasa de esos 'cocidos' de sus otras novelas, que fundían géneros, a una con trama clara y decisiva.

-Las anteriores sí tenían argumento, pero mezclaban cosas, en efecto. Esta es quizá la novela más novela de Cercas. No hay ensayos de por medio, ni está trufada de otros géneros. Es ficción pura. La trama no es lo esencial, pero es la primera vez que es muy relevante.

-La escribió porque necesitaba un cambio. ¿Cercas se hartó de Cercas?

-Sí. Me harté de mí mismo. Había llegado al límite de una serie de cosas. Podría haberme repetido, aburrirme y aburrir a todo el mundo. Pero repetirse es la muerte del escritor. He huido de mí mismo para construir otro yo, para buscar un territorio que no fuera el mío y conquistarlo. Escribir una novela es formular una pregunta compleja de la manera lo más compleja posible. Y si la formulación es la misma, la novela es mala.

-¿Sale Cercas bien librado?

-Lo dirá el lector. Estoy muy contento y a los primeros que han leído la novela parece que les ha gustado. Un libro es una partitura que debe interpretar el lector, que siempre tendrá la última palabra.

-No es una novela del 'procés' ni política, dice, pero admite que no la habría escrito sin el 'procés' y que habla de política.

-Es una reflexión sobre el valor de la ley, de la justicia y la legitimidad de la venganza, asuntos que no habían sido esenciales para mí hasta ahora. La pregunta crucial es en qué consiste la justicia y hasta dónde puede llegar. Un tema muy actual. No es una novela sobre el 'procés' pero surge de mi experiencia en estos años, que han sido traumáticos para mí y para tanta gente. El 'procés' no es el tema de la novela, pero sin él no existiría. Es su carburante. Esa serie de circunstancias desdichadas de la vida de nuestro país han sido muy positivas para mí como escritor y me han cambiado. Sin esos cambios jamás habría escrito 'Terra Alta'. Sobre el 'procés' he escrito en los periódicos, quizá demasiado, pero lo más profundo que tengo que decir lo digo con este libro surgido de mis angustias y preocupaciones. Que nadie busque opiniones políticas. No las hay. No es política como sí lo era 'Anatomía de un instante', aunque sí lo es en la medida en que habla de cuestiones colectivas.

-Cierra un ciclo, asegura.

-Sí. Abro otra senda que no sé dónde me llevará. Y es lo que más me alegra. Me siento joven y enérgico. Soy un escritor nuevo y distinto. No sabía dónde iba, pero tuve la certeza de que el libro anterior, 'El monarca en las sombras', era el final de algo, de llevar al límite cosas que comenzaron con 'Soldados de Salamina'.

-El personaje de Melchor Marín, un héroe que se enfrentó a los yihadistas tras los atentados de Cambrils, ¿llega para quedarse?

-No sé si habrá serie. Confesaré, sí, que es un personaje al que adoro. Un tipo con una infancia y una adolescencia muy complicadas que me gusta mucho. En teoría no tiene nada que ver conmigo, pero le he metido todo lo que tengo. Está sediento de justicia y es capaz de ir a los extremos.

-En la novela policíaca hay dos líneas, la intriga pura y la sanguinolenta. ¿En cuál está?

-Son las líneas de Sherlock Holmes y de Hammet, que cambia la novela y la hace social, pero que hoy se han mezclado completamente. Las primeras páginas de 'Terra Alta' son bastante 'gore'. Hay un triple asesinato atroz, brutal, y no es violencia gratuita. Da sentido a un thriller que he llevado a mi terreno. Los lectores deberán llegar a la última página para saber quién es el culpable. La novela policíaca da mucho de sí, y siempre me he acogido un poco al esquema policial. En mis novelas siempre hay una intriga y siempre se busca una verdad. Hay un investigador, que a veces era Javier Cercas, y aquí sigo buscando una verdad. Faltaba el marco puramente policial y se lo he puesto.

-Advierte que es una pesadilla.

-Todas las ficciones son pesadillas. Esta surge del shock de esta época, del tiempo y de las experiencias que hemos vivido en Cataluña. Los escritores podemos convertir las malas experiencias en buenas. Es un alquimia maravillosa y muy útil. No era consciente de hasta qué punto me fascinaba la historia y seguí sin saber dónde iba.

-Ese no saber, ¿es el motor de la literatura?

-Desde luego. Se escribe para saber, para averiguar y a sabiendas de que nunca llegarás a verdades definitivas e inapelables.

-Augura sorpresas al lector.

-Los habituales se verán sorprendidos. Espero que al final digan '¡ah!, es distinto pero es el mismo Cercas'. Es lo que me gustaría: cambiar para ser el mismo. Ahora estoy en otra dimensión y me hace muy feliz.

-¿Traiciona a Penguin cambiando de escudería por Planeta?

-No. El futuro está por escribir. No he firmado ningún contrato. Planeta sabe lo que hay. En Penguin está la Biblioteca Cercas y una decena de mis libros. Me siento bien con el corazón duplicado. Si los dos me quieren estoy feliz.

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