Rubén Figaredo | Escritor
Rubén Figaredo: «Se intenta que vivamos en un mundo sin lágrimas»El colaborador de EL COMERCIO presenta en el Antiguo Instituto, a las 19.30 horas, su primera novela 'La red Típula'
Escritor, profesor en la ESNE y colaborador de este diario, Rubén Figaredo (Gijón, 1963) presenta esta tarde a las 19.30. en el salón ... de actos del CCAI su primera novela 'La red Típula' (CICEES), una trama de intriga y viajes para retratar un mundo tan distópico como el real.
–Después de varias obras de ensayo, crónicas viajeras, artículos... ¿Por qué una novela?
–La novela es una forma de comunicación tan antigua como los relatos orales y hace que tú te resguardes, como escritor, doctor en historia, etcétera, y puedas disparar donde quieres acogiéndote al mismo hecho de que es ficción. En este caso se trataba de los eventos que suceden y que generan ese relato que es la historia y cómo los sienten las personas, normalmente con emocionalidad, no con racionalidad y eso hace que se acomoden a las versiones oficiales y no se paren a dudar sobre las cosas que les son dadas desde los medios o los sistemas de enseñanza.
–Tipula es ese mosquito inofensivo que algunos matan por su apariencia y también 'cebolla' en eusquera. ¿Una metáfora del miedo irracional y las muchas capas de la realidad?
–En parte va de eso y como la Red Tipula es secreta, la cebolla era una buena metáfora porque tiene una raíz común y sin embargo cada hoja está separada por una fina película que hace que si cae una capa no caigan las otras. Intenta ser también metáfora de las lágrimas, la cebolla hace llorar y ahora se intenta que vivamos en un mundo sin lágrimas, que las cosas no nos importen y simplemente estemos buscando la satisfacción inmediata. Se trata de reivindicar el sufrimiento.
–Suena crudo. Explíquelo.
–Aunque parezca increíble con el sufrimiento voluntario es como realmente se consiguen las cosas, en la carrera, el amor, el deporte, la enseñanza. Se necesita esfuerzo y es imposible escapar del sufrimiento, tienes que hacer que sea tu aliado. Y eso es lo que se nos intenta quitar. Es una vida de placebo, escuchamos cantos de sirena pensando que vivimos en el mejor mundo posible, nos apuran de verdades oficiales y si dudamos nos llaman negacionistas, magufos, fachas, siempre A ó B, blanco o negro y no hay posibilidad de aislar cada uno de los fenómenos de los que tenemos que pensar para separar el trigo de la paja.
–Su novela llama a rebelarse contra ese mundo simplista.
–Son todo placebos. La gente está encantada de vivir en su sofá con venticinco mil canales, pasa media hora escogiendo una película y se duerme a los cinco minutos. Es una falsa ilusión de libertad y de que conocemos la realidad cuando solo conocemos un relato bastante ilusorio. Esta novela apela a que no eres un simple espectador, tienes la posibilidad de que con una acción o no acción puedes evitar aunque sea mínimanente la sensación de que no te engañen, que no tiren un hueso pensando que es la libertad.
–Sin destriparla, como la de Cruise, ¿una misión imposible?
–Hay un final abierto porque es una acción en presente continuo y porque le plantea al lector: y tú que piensas hacer para que este pobre hombre salga de donde lo hemos dejado. Es decir, ¿y tú qué partido tomas?
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