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William Navarrete, Enzo Maqueira y Fritz Gockner, con sus libros por las calles de Gijón. :: DAMIÁN ARIENZA

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William Navarrete, Fritz Gockner y Enzo Maqueira reflexionan en la Semana Negra sobre el reto de escribir 'en la otra orilla'

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Lunes, 9 de julio 2018, 00:58

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Medio siglo después de la explosión del 'boom' latinoamericano, la literatura escrita en español en la otra orilla del Atlántico sigue su propio camino sin mirar demasiado hacia la huella dejada por las figuras tutelares de aquel movimiento. Hoy la realidad social y política de cada país ha influido en el rumbo que han tomados las actuales corrientes literarias, y la propia estrategia comercial de los grandes grupos editoriales -españoles en su mayoría- ha contribuido a reforzar las fronteras en el mapa común ofreciendo una suerte de compartimentos estancos. De todo ello conversamos ayer en la Semana Negra los escritores William Navarrete, Enzo Maqueira y Fritz Glockner, reunidos para ofrecer su visión del estado actual de la narrativa 'en la otra orilla'. Por la tarde, participarían en una mesa redonda moderada por el colaborador de este periódico Ignacio del Valle. Sus últimos títulos publicados son una muestra de la diversidad que presenta actualmente la literatura latinoamericana y fiel reflejo de sus inquietudes ante el tiempo que les ha tocado vivir.

Uno de los más críticos con la situación del mercado editorial, dominado por empresas españolas, fue el mexicano Glockner, quien no dudaba en afirmar que «hemos vuelto a la época de la conquista con la concentración de monopolios editoriales». Tal vez por ello su último título 'El Libro Rojo de Puebla' (Destrazas) ha sido publicado en un modesto sello de la ciudad en que reside y que sirve de escenario a estas crónicas negras ('rojas' se dice en México), cuyo espacio temporal abarca desde los tiempos de Hernán Cortés a hechos sucedidos hace apenas unas décadas y que forma «la tradición del sacrificio sangriento que marca nuestra historia desde la colonización», manifestó.

El pasado colonial con la ambivalente relación entre los territorios americanos y la antigua metrópoli es aprovechado desde una perspectiva distinta por el cubano William Navarrete para construir su nueva novela: 'Deja que se muera España'(Tusquets). En su caso, se trata de «un ajuste de cuentas con la historia común de Cuba y España», ya que «en cada cubano hay un español y viceversa», afirmó este caribeño residente en París para quien unos y otros «somos pueblos geniales, pero nos estrellamos con la democracia», aseguró.

Otra búsqueda es la que emprende el protagonista de 'Hágase usted mismo' (Tusquets, Argentina), de Enzo Maqueira, definida por su autor como «un regreso a la infancia y al género negro, en el que me formé» y que relata la huida voluntaria de «un tipo que se cansa de su vida» desde Buenos Aires a la Patagonia, donde no se librará de los conflictos. Sobre la realidad literaria de su país expuso que «vuelve a interesarse por el compromiso político y social, en especial el feminismo, tras décadas de corriente conservadora».

El argentino fue el único en reivindicar el 'boom': «Ahora estamos volviendo a sus raíces». Y la reacción de Navarrete no pudo ser más opuesta: «Ese fenómeno se orquestó desde Cuba para difundir la ideología que Europa quería abrazar tras la guerra y, mientras se expandía, autores como Lezama Lima eran prohibidos en la isla», algo que sigue ocurriendo aún hoy, declaró. «Incluso Padura no está editado íntegramente y mis libros nunca se han publicado allí», lamenta el escritor de origen asturiano.

Sin entrar en la batalla, Glockner sí consideró necesario apuntar que en México «la realidad del narco subordinó a la ficción, haciendo que el género negro se replegara y hoy se enfoca desde otros ángulos». Desde ellos se mueven «autores que como los de otros países americanos merecerían conocerse en el exterior, pero el monopolio editorial lo impide», insistió.

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