Yolanda Castaño. Dmitri Kutjuh

Yolanda Castaño, escritora: «La poesía debe ser juzgada como una manifestación artística más»

La Premio Nacional de Poesía 2023 se rebela contra la unión de poética y amor al arte en un ensayo que presenta en Gijón y Oviedo

M. F. Antuña

Gijón

Lunes, 3 de noviembre 2025, 00:05

Es un nombre mayúsculo de la poesía española. Esta gallega que ha querido llevar la reflexión poética al ensayo se hizo en 2023 con la ... obra 'Materia' con el Premio Nacional de Poesía. 'Economía y poesía: rimas internas' es el título de su último libro, que a mediados de mes la acercará a Asturias. Estará el 15 de noviembre en Toma 3 de Gijón y el 19 de en Matadero Uno de Oviedo.

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–¿Por qué abrir esta reflexión en torno a la parte económica de la propia poesía?

–Desde que inicié mi carrera literaria hace ya 31 años, lógicamente empecé a enfrentarme a un montón de manifestaciones culturales, encuentros literarios, festivales, recitales poéticos, donde iba a desarrollar mi oficio como escritoria y hace como 20 años empecé a sacar conclusiones. Veía que había cierto silencio que perpetuaba una serie de estereotipos sobre los que creía que valía la pena arrojar un poco de luz y analizar las prácticas que los sustentan.

–¿Cuáles son esos estereotipos en torno a la poesía?

–Pues que la poeta o el poeta viven del aire, que no necesitan que su trabajo sea remunerado, que responde a una inspiración que surge de modo casi divino, que el gozo que le supone su trabajo ya lo compensa, que los pagos simbólicos que se ofrecen como la admiración, el reconocimiento o el prestigio son suficiente compensación a una carrera de esfuerzo y sacrificio.

–¿Niega el amor al arte?

–Sí, es un lugar común que se intenta mantener y alimentar, pero que resulta más rentable al poder y al sistema, para que los activos sigan ofreciendo su fuerza de trabajo de manera gratuita, pagados con amor.

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–Pero el amor al arte sí existe en su gremio.

–Evidentemente, quienes nos dedicamos al arte, a cualquier género artístico, estamos movidos por una pasión creativa, con mucho de generoso, de entrega, de implicación y que sabemos no nos va a enriquecer ni lo más mínimo. Todos conocemos cuáles son los oficios y los trabajos que nos permiten vivir más desahogadamente. Partiendo de esa base, que se da por hecho, el trabajo no está remunerado.

–Dice que en la poesía se juzga lo moral y no lo artístico. ¿No van unidos ambos?

–Por supuesto, nuestra órbita literaria refleja sentimientos, emociones, a veces cuestiones de tipo ético y espiritual, pero otra cosa es que seamos juzgados por esa parte y no por el trabajo artístico. Un arquitecta también procura unos valores y una ética, otra cosa es que la mejor sea la que tenga una más extensa moralidad, o que la mejor canción de amor sea la de la cantante más enamorada. No se pueden juzgar los sentimientos que lo mueven por encima del producto artístico. La poesía debe ser juzgada como una manifestación artística más, como pueden ser la música, la escultura, y no a través de su espiritualidad y moralidad.

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–¿Cómo se profesionaliza la poesía en este universo neoliberal que nos acosa?

–Este libro es extremadamente crítico con los presupuestos capitalistas, lo que tampoco quiere decir que lo contrario al capitalismo sea trabajar gratis para un patrón, entregar la fuerza de trabajo para que terceros sean los que se lucren. El equilibrio pasa por un comercio justo en el que todas las partes sean sensata y razonablemente remuneradas. Más allá de eso, la profesionalización en la poesía no tiene por qué ser un camino biunívoco, sin vuelta atrás, irreversible, rígido; al contrario, puede ser flexible, incluso tentativo o discontinuo, pero sí debe pintar un horizonte de posibilidad para las personas que vengan, que sea disuasorio para que no acaben abandonando su creatividad y su vocación al verla explotada por terceras manos.

–¿Cómo se marca la diferencia entonces entre profesional y amateur?

–Desde luego no a través de la calidad de los resultados, que no tiene nada que ver. Hay quien publica puntualmente un libro mientras dedica su vida a otra cosa y quien toma la decisión consciente de dedicar su vida a una carrera literaria sustentada en el tiempo. ¿Como se financia esa carrera y las necesidades materiales que cualquier ser humano tiene para continuar adelante? Pues queriendo ser remunerado por su trabajo, su tiempo, su esfuerzo. Hay que remunerar al poeta cuando participa en certámenes, cuando ejerce de jurado, cuando publica libros, cuando da charlas sobre su obra.

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–¿Algún lugar actual o pasado en el que la poesía haya tenido esta dimensión que usted reivindica?

–Yo he llegado a señalar el pasado medieval que tenemos en Galicia como un momento histórico en el que muchas personas vivían de su lírica. Eso en el tiempo. En el espacio tenemos muchos países a los que mirar, en los que se da esa coincidencia de que a mayor desarrollo, más alto el número de poetas puedan vivir de su oficio. Y no basta con que alguien diga 'quiero vivir de la poesía', tiene que haber una sólida vocación, una trayectoria. No hay que ir países con un PIB muy superior al de España, la misma Irlanda podría ser un espejo en el que mirarnos, donde existen algunas ayudas a la creación y fórmulas que permiten un trato digno y riguroso no solo para quienes se dedican a la danza, el teatro, la pintura y la música sino también a la poesía.

–¿Usted se siente una privilegiada en este contexto?

–Un privilegio es algo con lo que se nace. Cuando las condiciones que alcanzas llegan tras treinta años de mucho trabajo, de muchas renuncias y no pocos sacrificios, no sé si se podría calificar de privilegio. Pero ahora mismo sí que estoy en unas buenas condiciones, he alcanzado un muy buen balance, nunca soy requerida para trabajos gratuitos y soy remunerada por lo que hago. Esos logros me han dado la posibilidad de trabajar más y mejor y ese es el mayor premio.

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–¿En qué líos anda?

–Vengo del Festival de Poetas en Transilvania y voy a participar en Paralelo Cero en Quito. Lo siguiente será publicar en gallego y castellano mi poemario 'La falsa autónoma', con el sello de Visor. Ya se publicó en gallego y ahora lo traduzco al castellano. Sus contenidos se pueden considerar emparentados con los de este ensayo, habla de todas las esclavitudes del trabajo y todas las implicaciones emocionales que tiene la precariedad, no solo en las cuentas.

–O sea, que se ha llevado el ensayo a la poesía.

–Sí, con un registro y un tono diferentes. Quise hacer una transcodificación.

–¿Cambia mucho el chip?

–Tremendamente. Se enfoca más lo emocional. La poesía es un lenguaje un tanto afín a la filosofía, pero camina por derroteros menos intelectuales o racionales y más irracionales, orgánicos e intuitivos.

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–Está traducida al asturiano también su obra. ¿Cómo le suena en la llingua?

–Maravillosamente, es una lengua que amo. Ser traducida al asturiano sí que fue casi un privilegio.

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