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La joven orquesta Kaposoka, de Luanda, durante su actuación de ayer en el Auditorio de Oviedo.
El valor humano de la música

El valor humano de la música

La orquesta sinfónica angoleña Kaposoka ofrece un aplaudido concierto en el Auditorio de Oviedo para celebrar el Día Internacional de África

RAMÓN AVELLO

Martes, 27 de mayo 2014, 01:55

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La formación ética y la educación estética van de la mano en la fundación Kaposoka, de Luanda, en Angola, de la que la orquesta sinfónica es su punta de iceberg. Salvando distancias y experiencias, este proyecto musical angoleño recuerda al proyecto 'El Sistema', de José Antonio Abreu, Premio Príncipe de Asturias. La idea central de Kaposoka, fundada por el educador Pedro Ambrosio dos Reis Fançony, es desarrollar en niños y niñas procedentes de barrios marginales valores como la constancia, la disciplina y la solidaridad. La herramienta para ello es la práctica musical, que además de educar la sensibilidad y la sociabilidad, ayuda y divierte.

Diversión y entretenimiento fue lo que trajo ayer en Oviedo la Sinfónica Kaposoka con motivo del Día de África. Entre el público estaban el cónsul de Ángola en Asturias, Avelino Suárez; Ana González, consejera de Cultura del Príncipado; Guillermo Martínez, consejero de Presidencia, y el párroco José Julio Velasco Bolaños, presentador y maestro de ceremonias del concierto, así como varios empresarios de aquí y de allá.

La orquesta Kaposoka es una orquesta de cuerda con elementos de percusión y abierta hacia coreografías llenas de vida. Los músicos en el repertorio clásico, con obras como el 'Adagio' de Albinoni o el 'Canon' de Pachelbel estaban como envarados y no muy ajustados. Sin embargo, en los repertorios populares sorprendieron con su soltura y su ritmo innato. La versión de la habanera 'La Paloma' de Iradier, o el bolero 'Quizás, quizás, quizás' estaba totalmente impregnado del estilo iberoamericano, como si los músicos hubiesen trabajado en La Tropicana. Ese buen hacer llegó a su punto culminante en los aires populares angoleños que recuerdan al son cubano al estructurarse sobre un bajo obstinato, un canto en las cuerdas y mucho ritmo, percusión y animado baile. Tras los aplausos, los músicos angoleños tuvieron un hermoso gesto: la interpretación, como propina, del 'Asturias patria querida'. Sin duda para simbolizar la cordialidad y el entendimiento entre los dos pueblos.

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