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Beck, durante su actuación.
Beck precinta el verano con el último gran concierto de la temporada

Beck precinta el verano con el último gran concierto de la temporada

El estadounidense ha sido la gran estrella del festival Dcode de Madrid, que ha atraído a casi 17.000 espectadores a la Ciudad Universitaria de la capital

javier herrero (efe)

Domingo, 14 de septiembre 2014, 03:10

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Aunque no pase de una broma que Beck envuelva el escenario en el que acaba de actuar con cinta policial, la imagen encierra un significado certero: el verano se acaba en términos musicales con el festival Dcode de Madrid y el artista se ha erigido esta vez en autor del asalto definitivo.

Los organizadores han repetido la estrategia del pasado año de condensar la mejor música en una única jornada y puede decirse que de las cerca de 17.000 personas que han visitado la Ciudad Universitaria de la capital española, pocas han escapado al influjo del estadounidense, gran reclamo internacional en esta edición plagada de apuestas nacionales y nuevos valores.

Aunque esta es la segunda peor cifra cosechada en sus cuatro años de historia, justo después de colgar el cartel de "no hay entradas" en 2013, con 25.000 asistentes, hay que tener en cuenta que en esta ocasión se luchaba contra el derbi madrileño de fútbol (para vadear esa amenaza, se ha instalado una pantalla para seguirlo), a cambio de un precio mayor y con un cartel más arriesgado.

Ecléctica propuesta

Hay que felicitar a los programadores de la presente edición, que en lugar de empaquetar un cartel previsible, se han tirado a la piscina con una interesante propuesta ecléctica, llevándose de rondón la alegría de haber fichado a tres bandas nominadas esta misma semana al prestigioso premio Mercury, que conceden los críticos británicos al mejor disco del año.

Anna Calvi, la primera nominada sobre las tablas gracias al álbum 'One breath', actuaba pasadas las seis de la tarde, bajo un sol benévolo que no calentaba tanto como en los días previos y que ha atraído a más público del que cabría esperar por la hora. Como en aquel Día de la Música de Madrid que visitó hace años, sigue llamando la atención el derroche de rock que puede contener un cuerpo tan menudo, aunque a ese brío en ocasiones se le eche en falta un poco más concreción. Nada que objetar al cierre con un clásico de su breve repertorio, 'Jezabel'.

Lástima que a la misma hora actuara en el escenario pequeño Francisca Valenzuela y que se solaparan ambas actuaciones, porque su saber hacer y 'Tajo abierto', el álbum recién publicado de la chilena, merecían y merecen más atención del respetable.

El mismo escenario lo ocuparían después la sorpresa más atrayente de la jornada, Royal Blood, segundos nominados al Mercury del Dcode. No es la primera vez que se ve sobre un escenario una propuesta de rock nutrido solo con un bajo y una batería, pero no por eso deja de ser menos apabullante la solidez del resultado y de sus canciones.

La energía volcánica de Russian Red

La española Russian Red actuaba en la misma franja como gran estrella en los escenarios principales y ha sido la damnificada por el efecto llamada de los británicos. Ni toda la energía volcánica de la que ha hecho gala Lourdes Hernández, inédita en sus directos, ha evitado la fuga de público ávido de certificar en vivo las expectactivas puestas en torno a esta pequeña gran banda.

Su estilo crudo constituye todo un contraste con los terceros nomimados al Mercury, sus compatriotas de Bombay Bicycle Club, que un poco antes que ellos le sacaban a la jornada una sonrisa gracias al pop luminoso con toques de folk de su disco candidato, 'So long, see you tomorrow', y a canciones como 'Luna'.

Sin nominación se ha quedado Jake Bugg, pero no por falta de talento, que a este niño prodigio le sobra y su concierto ha ido creciendo en intensidad con apuntes geniales, aunque le falte ese algo que tiene Beck, capaz de levantar a un muerto.

Calor del público

El californiano hacía mucho que no pasaba por España y eso se ha notado en el calor que el público le retornaba tras cada canción, fuese psicodelia, funk o algo más etéreo, fuese un tema nuevo extraído de su reciente 'Morning phase' o un clásico como 'Loser', que no se ha hecho esperar en el orden del repertorio.

Parapetado por seis músicos de primer nivel, ha rubricado una actuación magnética, intensa, empática y arrebatadora con una larga 'jam session' final y dos temazos como 'Timebomber' y 'Sexx Laws', eso después de precintar todo el entarimado con la consabida cinta de "No pasar, escena de un crimen". Un crimen perfecto, en cualquier caso.

El testigo lo recogían los madrileños Vetusta Morla, que tampoco acostumbran a errar el tiro, menos si tocan en casa. La pista era un hervidero que mantenía la atención puesta en Beck para disfrutar del disco 'La deriva', con temas prometedores como 'Golpe maestro', y viejos éxitos como 'Valiente', 'Copenhague' o 'Los días raros'.

La noche del Dcode aún había de ser fecunda en grandes actuaciones y así, de madrugada, ha llegado el turno del electropop cada vez más pujante de La Roux y Chvrches. Y es que, si hay que finiquitar el verano en el Dcode, que nos pille bailando.

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