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Víctor Manuel se saca fotografías rodeado de fans, en su firma de discos ayer en Oviedo.
«Estoy escribiendo unas memorias descosidas»

«Estoy escribiendo unas memorias descosidas»

Formó parte del jurado del Premio Serondaya de las Artes, acaba de publicar 'Cincuenta años no es nada' y anuncia disco con Ana Belén

ALBERTO PIQUERO

Sábado, 22 de noviembre 2014, 00:34

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Va concluyendo Víctor Manuel el año de gracia en el que cumple su quincuagésimo aniversario profesional, con la vitalidad de un recién llegado. El pasado viernes formaba parte del jurado que falló el Premio Serondaya de las Artes, en Cenera, donde recibió a EL COMERCIO. También esta semana salía a los escaparates el doble CD y el DVD grabados en directo de sus dos conciertos multitudinarios en las fiestas ovetenses de San Mateo, con el título de 'Cincuenta años no es nada'. En la primavera, también se editará el disco 'Canciones regaladas', en el que une su voz a la de Ana Belén. Y anticipa que está escribiendo lo que llama «unas memorias descosidas».

-¿Quedó algún secreto sin contar de los conciertos de San Mateo?

-Creo que no. Todos los invitados venían con las canciones aprendidas, algo que no ocurrió cuando hicimos la gira de 'Mucho más que dos'. La gente cada vez es más profesional e improvisa menos.

-¿Lo desbordaron las emociones?

-Fue una suerte que estuviéramos dos días. El primero, hasta la tercera o cuarta canción me pudieron las emociones, aparte de tener que estar pendiente de los demás compañeros, de las cámaras, de la luz... Tuve que sobreponerme, porque cantar llorando es una misión imposible...

-¿Canciones que resumen toda una vida, con sus distintos apartados, familiares, amorosos, políticos, de raíz asturiana...?

-No lo planifiqué así, pero puede explicarse de ese modo. Como una prolongación de 'Vivir para cantarlo', que fue una gira más íntima, de las mejores de mi vida. En este caso, en plan más gigantesco. La verdad es que se me hizo corto.

-Hablando de raíces asturianas, ha pasado de no defender la cooficialidad de la lengua asturiana a apoyarla. ¿Cuál ha sido el motivo?

-Hay treinta mil críos que se están escolarizando en lengua asturiana y eso se va a multiplicar. Pienso que es inútil resistirse a esa evidencia.

-Sin embargo, según dicen incluso algunos asturianistas, no parece que la sociedad esté asimilando esos usos lingüísticos.

-Reconozco que a mí también me da pereza, que a veces me parecen usos lingüísticos artificiosos y que no es la lengua que hablaba mi abuela. Tal vez si se hubiera presionado desde el principio y existiera la demanda social de un partido asturianista tendría otra carta de naturaleza.

-En primavera, sale a la luz 'Canciones regaladas', que comparte con Ana Belén. ¿Nos adelanta información?

-Es un disco bonito y hasta sorprendente, de canciones que no fueron números uno, pero que son imbatibles, como 'Los pájaros perdidos', de Astor Piazzolla, o 'El padre Antonio y el monaguillo Andrés', de Rubén Blades. Cantamos cada uno un par de temas en solitario -por mi parte, 'El último trago', de Alfredo Jiménez y 'La guerra de las rosas', de Franco de Vita- y los demás juntos.

-Estos días está también en Asturias, Gonzalo Suárez, con quien rodó 'Morbo'. ¿Qué recuerdos le quedan?

-Hace unos meses empecé a escribir unas memorias descosidas, mezclando años, y precisamente estoy en ese pasaje. En 1971, estaba con Julio Iglesias en La Coruña, que después iría a Mieres, a donde iría a verlo. Por el medio, fui a Barcelona, y en un café Gonzalo Suárez me abordó para decirme si quería hacer una película. Era 'Morbo', con guión también de Juan Cueto. Nos casamos en la película y en la vida, hasta hoy.

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