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Jesús Cifuentes lidera la banda vallisoletana Celtas Cortos.
«Un concierto sinfónico es  como ver una  película en 3D»

«Un concierto sinfónico es como ver una película en 3D»

Celtas Cortos comienza a ensayar el lunes próximo en Oviedo el concierto que ofrecerá el viernes junto a la Orquesta Sinfónica del Principado

M. F. ANTUÑA

Miércoles, 3 de febrero 2016, 00:20

Celtas Cortos cumple treinta años y lo celebra con un concierto sinfónico en Oviedo que se hará además DVD y que tiene fines benéficos con destino Nepal. Jesús Hernández Cifuentes (Valladolid, 1966), líder de la banda pucelana, hace balance de tantos años de rock y folk y anuncia un nuevo universo sonoro con la Orquesta Sinfónica del Principado (OSPA) como compañía. La cita, el próximo viernes 12 (20 horas) en el Auditorio Príncipe Felipe.

Treinta años. ¿Se lo cree?

Buff. Hace 30 años no estaba pensando en el futuro a 30 años vista... Estabámos viviendo el día a día, la aventura que suponía, toda la emoción y toda la experiencia que estábamos acumulando, lo bien que nos lo pasábamos. Todo eso ha sido el combustible para mantenernos. Somos corredores de fondo, nunca nos fijamos ninguna meta objetiva ni de éxito ni de nada, solo hemos querido poder ejercer nuestro trabajo, nuestra creatividad, y disfrutar con ello.

Pero supongo que tampoco habrá sido tan fácil

No. En el medio de ese camino ha habido una vida de por medio, hemos tenido que compatibilizar todas las energías y llevarlas adelante. Tiene sus complicaciones, pero nos ha dado muchas gratificaciones.

O sea, mucha diversión y mucho curro puro y duro. ¿Es ese el cóctel?

Claro. Visto desde fuera esto parece una gran fiesta constante, pero requiere muchísimo esfuerzo. Mirado con perspectiva es algo que casi si te lo planteas te lo imaginas como infranqueable, pero, como con todos los retos del ser humano, lo que hay que hacer es ponerse a ello. No hay más. También es cierto que el esfuerzo implica desgaste, millones de kilómetros, desencuentros con el entorno, con la familia. Requiere pasión. Y yo me quedo con todo, hasta con los momentos duros.

¿Cómo surge la idea de un concierto sinfónico?

Llevamos ya un par de años con este proyecto sinfónico que exige, aparte de lo emocional, un esfuerzo técnico, tiene muchas complicaciones que esperamos superar, y sobre todo disfrutar del transcurso de los hechos. Es un proyecto muy bonito y con el objetivo final de recaudar fondos para un orfanato en Nepal. Si podemos aportar una bomba de oxígeno, estupendo.

Vamos por partes: la emocional. El concierto es una forma de hacer balance. ¿Cuesta?

Pues sí. A veces, ante este tipo de eventos, uno cobra conciencia de los hechos y de todo el trayecto que hemos recorrido, de todas las cosas buenas que nos han pasado, que nuestro trabajo, por suerte, tiene mucho que ver con compartir experiencias, con comunicar y contagiar todo lo que está detrás de la música y las canciones. En nuestro repertorio hay ya una buena cantidad de canciones que forman parte de la memoria colectiva, que han echado a volar por sí mismas, y eso es muy hermoso.

¿Por qué se plantearon darle esa dimensión sinfónica a los temas?

El último trabajo que sacamos hace un año, 'Contratiempos', fue el pistoletazo de toda esta experiencia sinfónica. Trabajamos con la banda sinfónica del Conservatorio de Valladolid, y eso nos llevó a la idea de llevar esto a cabo. No tiene nada que ver en absoluto con la parte mas rockera, a la que habitualmente está acostumbrada el público, de vernos en el escenario con amplificadores, con guitarras distorsionadas y haciendo rock and roll. Es otra cosa totalmente distinta, musicalmente es más envolvente, son un montón de músicos, donde el pinchazo emocional que se puede provocar es diferente. Hay otros colores, es más profundo.

O sea, otro universo musical.

Sí. Esto es como ver una película en 3D.

¿Qué preparación ha exigido?

Requiere de hacer toda una serie de arreglos orquestales. Es una labor ardua y complicada.

¿Por qué la orquesta asturiana?

Porque surgió esta propuesta. Por parte de los gestores de la OSPA todo han sido facilidades y parabienes, se han embarcado con el mismo entusiasmo que nosotros. Nos hemos entregado a sus brazos porque ellos nos los han abierto.

El lunes comienzan los ensayos.

Sí. Requiere de ensayos previos, microfonía, pruebas técnicas...

¿Hay nervios?

Yo siempre me pongo nervioso. No tanto en el transcurso de las pruebas, sino en el momento en que la gente está sentada. Entonces se me llena el estómago de ese hormigueo...

Antes hablaba del carácter benéfico del concierto. ¿Más divertido aún cuando se trabaja por amor al arte?

Sí. Si podemos recaudar fondos, estupendo, y luego también el hecho de grabarlo significa que podemos difundir una experiencia que no en todos los sitios se puede tener. Todo el mundo podrá presenciar en su tele o en su ordenador lo que haya sucedido, nos parece interesante compartirlo.

¿Cuál es el repertorio?

Son unas veinte canciones, con títulos que repasan toda la discografía conocida por la gente y algunos temas instrumentales unidos. No estranaremos ninguna canción, aunque ya estamos trabajando en un nuevo álbum de estudio.

¿Para cuándo?

Queremos meternos para finales de este año o para primeros del que viene a grabar.

¿Habrá treinta años más?

Seguiremos. Eso espero. Mientras tengamos energía y creatividad, ahí vamos a estar.

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