«El precio de ser libre es solo económico»
actúa el viernes en Gijón: «Voy a la Semana Grande a contarle a la gente lo que han sido mis 30 años en los escenarios»
Vanessa Gutiérrez
Miércoles, 10 de agosto 2016, 07:23
Martirio (Huelva, 1954) hace que todo fluya y se transforme con aparente facilidad. Lo mismo logra que una entrevista se convierta en confidencia que consigue que un clásico como La bien pagá evolucione hacia la elegante y sutil Paid so well. La mujer que le dio la vuelta al repertorio tradicional en los 80; la artista ilimitada que viró del éxito de las sevillanas hacia los riesgos del jazz, llega a la plaza Mayor de Gijón este viernes para celebrar treinta años en el mundo de la música. Un camino que no fue fácil. Pero como dice: «Nunca fue fácil lo hermoso».
Tres décadas de transformación continua. ¿Cómo los va a resumir en Gijón?
Haremos un repaso desde mi primer disco hasta las últimas cosas que he estado haciendo. Habrá flamenco, jazz, copla, bolero, canción latinoamericana, tango Temas para que la gente que disfrute, canciones para llorar, para reír, para bailar. Es un poco mostrar ese universo de distintos géneros en que me he movido, siempre con el factor común del sentido del humor y del amor, reivindicando siempre el sentimiento y la emoción.
Dice que un artista es su repertorio. Además de los éxitos que conocemos, ¿habrá sorpresas?
Temas que la gente no ha escuchado seguro. Aparte de que habrá coplas metidas en jazz, habrá tango metido en compás flamenco un verdadero ejercicio de fusión, que es lo que ha sido mi carrera a lo largo de estos treinta años.
En su último recopilatorio habla de ordenar ideas, presentar otras nuevas y matizarlas todas. ¿Usted que ha sido pionera en la revisión de otros necesitaba revisarse a sí misma?
Es bueno cerrar los ciclos cuando la vida te lleva por ese camino. Al coincidir que me hicieron un un dvd, se me ocurrió que también era el momento de cerrar el círculo presentando la tarjeta de visita de mi trabajo. No está mal revisar todo, ponerlo en pie, en valor y comunicárselo a la gente de la manera más bonita, sincera y honesta que puedas. Así creo que ha sido mi carrera: ha tenido mucha dignidad y una riqueza que me ha hecho a mí mejor mujer y artista. También ha habido mucha honestidad y falta de interés. Una grandísima vocación y aficción, y la suerte inmensa de haber trabajado con grandísimos músicos y cantantes a los que admiro. La cantidad de países que he visitado, la de gente que he ido conociendo, ha sido el gran regalo de Martirio. Eso es tan grande como para decir: Voy a la Semana Grande a contarle a la gente lo que han sido estos treinta años.
Ha sabido estar siempre muy bien acompañada
Tengo que dar las gracias a la vida por ser amiga y colaboradora de Kiko Veneno, porque cuando entré en su mundo es cuando encontré el mío. Después he tenido mucha suerte de estar cerca de los músicos de jazz y estar con el pianista flamenco de jazz mejor que hay, que es Chano Domínguez. Y otra persona fundamental en mi vida, en mi producción y en mi carrera es mi hijo Raúl, que tiene un criterio y una forma de acompañarme como nadie.
Se define como colaboranta. ¿Qué colaboraciones han sido fundamentales para su carrera?
Ha sido muy importante la compositora cubana Marta Valdés; conocer y hacer gira con Compay Segundo, y por supuesto trabajar y querer a Chavela Vargas. En esta carrera que llevo la bandera de la libertad y la independencia es el gran éxito que hoy tengo. Porque durante todos estos años he sido libre e independiente. Eso creo que no se paga con nada. Se cobran la gente (ríe). Pero no se paga con nada. Todo lo he hecho por gusto, cariño, aficción y porque son muy fan, lo mismo con las canciones y los artistas antiguos que con la última gente que está saliendo. Ahora mismo, por ejemplo, me encanta El Niño de Elche y Silvia Pérez Cruz.
¿Le ha costado mucho ser libre?
Mucho trabajo y muchos sofocones pero yo tengo un maestro que es la intuición. Le tengo muchísima fe a cómo recibo las cosas en mi cuerpo y mi cuerpo qué me cuenta. Si de pronto me está dando en la barriga y digo esto no es, procuro hacerle caso. Es más difícil equivocarte así. Por supuesto, el precio nada más que es económico. No es tan importante.
Hablaba antes de su hijo. Cuenta él que en su casa los relojes son de vanguardia y van cuarenta minutos por delante del planeta. ¿Es por prisa por llegar antes o miedo a hacerlo demasiado tarde?
Es la verdad, ¿eh? (ríe) No es ningún eufemismo. Los tengo adelantados para llegar a tiempo. O no lo sé. No me gusta ver la hora justa. Me gusta verla con tiempo. Y no es cuestión solo de puntualidad, sino de dejarme ese espacio. Es como si tuviera ese tiempo para mí.
¿En ese tiempo que se guarda va naciendo un disco nuevo?
Pues, hablando de cerrar los ciclos, otra cosa que quería hacer era un homenaje a las mujeres de mi voz, que es como quiero que se llame el nuevo trabajo. A esas que he escuchado tanto que pienso que algo se me ha pegado. O por lo menos así lo siento interiormente aunque no llegue a su altura. Creo que las mujeres entendemos mejor el sentimiento, la emoción y la pasión.
Entre la artista veterana y la pionera. ¿Qué le diría a alguien que empieza?
Le diría que, en estos tiempos que el apoyo es prácticamente nulo y tenemos que pagar un IVA indeseable, ya que no hay industria hay internet. Hoy que los que llevamos tanto tiempo también tenemos que pagarnos los discos, le diría a un artista joven que no se venda. Que no deje de formarse, de ver las raíces de las cosas y que siga la intuición. Que escuche mucha música y luego busque su lenguaje propio. Aquí no se trata de ser ni mejor ni peor, sino de ser único.