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La Orquesta Sinfónica del Principado, ayer, sobre las tablas del Teatro Jovellanos. FOTOS: CAROLINA SANTOS
Un adiós con reflejos entre compositores

Un adiós con reflejos entre compositores

Rossen Milanov se despide de Gijón como director titular de la OSPA con una bocanada sinfónica rusa | El concierto, que hoy se repite en Oviedo, ofreció una gran versión del pianista Alexander Gravryluck de la 'Rapsodia sobre un tema de Paganini' de Rachmaninov

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Viernes, 31 de mayo 2019, 00:24

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Es frecuente que en la creación musical una obra original se inspire o fundamente en temas musicales conocidos. Desde creaciones en que se citan cantos populares a variaciones sobre melodías de otros compositores. Este recurso de basarse en obras ajenas fue seguido entre otros por Bach, Mozart, Beethoven o Brahms. Nada tiene que ver con el plagio, sino con el 'préstamo' utilizado como inspiración. El programa que ayer interpretó en el Jovellanos la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, con el que Rossen Milanov se despidió de Gijón como director titular de la OSPA, es un ejemplo de estos préstamos o reflejos de unos compositores en otros. Como en un juego de espejos, Stravinski se inspira en su ballet 'El beso del hada' en Chaikovski, y en su 'Canción fúnebre', composición de juventud recientemente descubierta, en Rimski Korsakov, y por otro lado, Rachmaninov parte de la melodía de uno de los 'Caprichos para violín solo', de Paganini. Milanov fue director titular de la OSPA desde 2012 y, en los últimos años, había un claro desencuentro entre él y parte de la orquesta.

'El beso del hada' es un ballet de Stravinski sobre el cuento de Andersen 'La reina de las nieves': un niño y su madre son atrapados en las montañas suizas por un alud. La madre fallece, pero el niño es salvado por el beso de un hada. Un beso fatal. Cuando el niño se hace hombre, el hada le reclama para llevárselo al país de las nieves. El ballet, del que Stravinski extrajo los tres movimientos de la suite 'Divertimento', es un homenaje a Chaikovski, del que toma la mayor parte de los temas.

Milanov está cómodo dirigiendo obras de ballet de Stravinski. Su versión fue correcta rítmicamente y con una brillantez instrumental muy individualizada, casi transparente, en donde sobresalieron varios músicos de la OSPA con un papel prácticamente de solistas. Entre ellos, la más destacada fue la flautista Myra Pearse.

Mayor interés tuvo la 'Canción fúnebre', también de Stravinski, compuesta como elegía por la muerte de Rimski Korsakov, que ayer se tocó por primera vez en Asturias.

Se considera a la 'Rapsodia sobre un tema de Paganini', el quinto concierto para orquesta y piano de Rachmaninov. Curiosamente, el tema del 'Capricho 24 en la menor', de Paganini, no es el único invitado en esta prodigiosa obra pianística. Comparte protagonismo con el 'Dies Irae', la famosa secuencia gregoriana de la misa de difuntos. El pianista ucraniano Alexander Gavryluck nos dio una versión soberbia, espectacular en el virtuosismo, con ligeros toques de humor. Por ejemplo, en el final. De un lirismo muy poético y también con un gran dramatismo, especialmente en las variaciones sobre el 'Dies Irae'. Fue muy aplaudido y, como propina, tocó la 'Vocalise' de Rachmaninov. Pocas veces hemos escuchado una melodía tan bien cantada por el piano. Y terminó el concierto, que hoy se repite en Oviedo, con la suite 'La bella durmiente', de Chaikovski, una página muy conocida y popularizada por la factoría Disney por la película 'La Bella y la Bestia' interpretada con brillantez.

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