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P. A. MARÍN ESTRADA
GIJÓN.
Viernes, 9 de noviembre 2018, 00:24
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El saxofonista canadiense Seamus Blake y su Brazilian Quartet abrieron ayer en el Teatro Jovellanos el menú de platos fuertes de una nueva edición del Festival Jazz Gijón que acogerá el coliseo hasta el domingo y que se extiende en esta ocasión con diversas actuaciones gratuitas por otros escenarios de la ciudad a lo largo del mes de noviembre.
Blake, considerado uno de los solistas de saxo más versátiles e inspirados del jazz contemporáneo, acaba de iniciar esta gira europea en la que ofrece su personal lectura de la música brasileña del siglo XX acompañado de tres músicos de ese país con una sólida trayectoria a sus espaldas: el guitarrista Jurandir Santana, Reinaldo Santiago a la percusión y Antony da Cruz al contrabajo. Anoche ofrecieron ante el público gijonés una buena muestra de lo que son capaces de lograr cuatro intérpretes cercanos al virtuosismo extrayendo nuevas sonoridades a una tradición tan especialmente propicia a la improvisación y a la elasticidad de sus formas como la que bebe en la samba, la bossa nova y otros palos del universo brasileiro. Magia y emoción surgieron a partes iguales en un concierto que llevó a los espectadores del Jovellanos, que registró una buena entrada, a disfrutar desde los primeros acordes del conjunto en una auténtica fiesta que se prolongaría durante toda la actuación, sin dar tregua a la monotonía.
Nacido casualmente en Londres, criado en Vancouver y formado como músico en la ciudad de Nueva York, donde reside, Seamus Blake tiene a sus espaldas una carrera de casi un cuarto de siglo y una docena de álbumes grabados. Intérprete perfeccionista y con una técnica depurada a base de rodaje y buenas compañías en el camino, siempre ha mostrado un particular afán por explorar nuevos territorios y en esta ocasión lo hace rodeándose en su aventura brasileña por un trío de artistas que participan de sus mismas inquietudes por superar las rutas trilladas e intentar ir más allá de la expresión previsible. El resultado es esa fiesta que pudimos gozar en la primera sesión del festival gijonés y que dejó al numeroso público del Jovellanos con ganas de más. El cuarteto brasileño de Blake demostró una vez más la extraordinaria trituradora de ritmos y melodías que es la música del país tropical, que resiste cualquier agitación desde clásicos como Miles Davis a Benny Golson pasando por figuras como Toninho Horta y Antonio Carlos Jobim. Todo sonaba sobre ruedas, las de un conjunto en el que además del solista resultó especialmente memorable la actuación de Jurandir Santana, capaz de transformar su guitarra en un órgano Hamond o en lo que le dé la gana.
Tendremos ocasión de seguir degustando platos igual de sabrosos en los próximos días. Hoy será el turno de Portico Quartet, una nueva propuesta de las casi infinitas posibilidades del jazz a la hora de mezclarse con los sonidos más diversos, en este caso con las formas de la música electrónica y digital.
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