El tenor canario Celso Albelo, en el patio de butacas del Teatro Campoamor. Álex Piña

Tenor en 'Rigoletto'

Celso Albelo, tenor: «Habré cantado 'Rigoletto' 250 veces y aún en cada función encuentro algo diferente»

El viernes estrena en el Campoamor la ópera de Verdi dirigida por Óliver Díaz y Susana Gómez en la que da voz y vida al duque de Mantua

M. F. Antuña

Gijón

Sábado, 6 de diciembre 2025, 23:43

Cuenta por cientos las veces que ha dado vida al duque de Mantua en 'Rigoletto' este tenor verdiano que se siente en casa ... en Oviedo. Vive en Roma junto a su mujer, la directora de escena Giorgia Guerra, este canario que el viernes próximo estrena en el Campoamor la nueva producción de la Ópera de Oviedo.

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–Tiene una relación especial con Oviedo.

–Estoy feliz de volver. He estado a lo largo de mi carrera y ya son más de veinte años. Oviedo es una de las plazas más importantes de ópera de España y de Europa y estar por aquí siempre es una alegría.

–Ha recibido también premios importantes.

–Tengo buenos recuerdos profesionales y también personales, aquí me encuentro siempre muy cómodo. Se hacen muchas cosas, no solo la ópera, también la temporada de zarzuela, es una ciudad que tiene dos orquestas... Es un top en música clásica. Y eso se respira cuando paseas por la ciudad, que es ordenada, limpia y a medida del ser humano. Es ideal. Incluso estuve una temporada buscando casa.

–Poco tiempo debe pasar usted en casa con tanto trajín para acá y para allá.

–Ahora algo más, porque tengo que buscar el equilibrio de Celso tenor y Celso papá. Una ópera igual puede prescindir de mí, pero mis hijos no tanto.

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–Volviendo a Oviedo, sabe que el del Campoamor es un público exigente.

–Es lo que más me gusta, porque no todo el mundo podría venir a cantar aquí, se ven todas las costuras.

–'Rigoletto', una ópera que conoce bien.

–Una de las que más que he cantado.

–Pero todas las producciones tienen algo diferente.

–Sí. Está el bagaje de todos los años y de todos los maestros y directores de escena con los que la he hecho, aquí me encuentro con Óliver Díaz y con Susana Gómez y de lo que se trata es de montar un personaje por donde quieran llevarlo ellos de acuerdo conmigo. Lo bonito de este trabajo es que nada está parado, todo evoluciona. Y lógicamente no es el mismo 'Rigoletto' que cantaba hace 23 años que el que canto ahora.

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–¿Se acuerda del día que debutó al duque?

–En Madrid en un circuito menor y luego en Italia en Busetto junto a Leo Nucci. Recuerdo que lo preparé con muchos miedos y dudas, pero cuando uno va en bicicleta ya no se preocupa del equilibrio, sino de dar pedales y disfrutar el paseo.

–¿Cómo ha cambiado su manera de salir a escena?

–Yo con el duque o cualquier rol intento disfrutar, pero cada día es más difícil sorprender a la gente. Cuando empezaba era un talento emergente y ahora soy un cantante consolidado, y es necesario no solo mantener el nivel sino darle algo más al público. Y en ello estamos.

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–Imagino que cantar una pieza como 'La donna è mobile' es un gusto y una responsabilidad.

–Intento buscar una vía de escape pensando que el duque iba de taberna en taberna y venía con unos vasos de sidrina para quitarle hierro al asunto y disfrutarlo.

–¿Cómo es este 'Rigoletto' en lo musical y lo escénico?

–Trabajar con Óliver siempre es un privilegio, porque es uno de esos talentos de la batuta española, que parece que cuando cantas 'Rigoletto' con él o cualquier otro título, todo fluye fácil, tiene muy clara la lectura musical que quiere y poco a poco te va llevando por el camino. Respeta, además, tus características vocales y como intérprete. Con Susana no había trabajado y me ha sorprendido. Es una producción atemporal que se basa en la relación de los personajes; yo soy malo malísimo, Rigoletto es un padre que no sé si es peor que yo porque se le resalta el amor enfermizo hacia su hija, de demasiada protección. Pero siempre respetando al compositor.

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–¿Y desde el punto de vista escénico hacia dónde mira?

–La estética es contemporánea, el suelo está en pendiente y en ella se resuelve todo.

–¿Qué matices le saca Díaz a la partitura de Verdi?

–Óliver tiene una dirección muy dinámica y utiliza todos los ritmos y diferentes secciones orquestales para sacar fuera lo que es el sentimiento de los diferentes personajes. Llega a hacer una música súper descriptiva de lo que quería Verdi, el nervio, el miedo, la desfachatez a través de la paleta de colores de la orquesta y nuestro acompañamiento.

–Lo están pasando bien.

–Muy bien. Estamos muy contentos.

–Usted que ha estado en todas partes, de Milán a Nueva York. ¿Cambia mucho cantar en un sitio u otro?

–La globalización ha salpicado el mundo de la ópera, pero hay pequeños detalles. América es otro cantar, los teatros son más grandes, también está el público oriental, que es fantástico, y ahora Oriente Próximo. Pero grandes diferencias no hay.

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–Buen momento porque se abren nuevos escenarios.

–Por ese lado sí, pero siempre está el problema de un soporte económico más decidido.

–¿Qué retos le quedan por ahí pendientes?

–Tengo cincuenta años y veo cómo llegan las nuevas generaciones a la ópera y no es verdad que haya menos voces, hay cantantes súper preparados, hay talento musical. Esta es una profesión de fondo.

–¿Pero tiene algún papel por debutar?

–Hay títulos verdianos como el 'Don Carlo' o 'Nabucco'.

–Al final trabajar un personaje es una vida entera...

–Sí, yo 'Rigoletto' lo habré cantado 250 veces y todavía le encuentro algo diferente en cada función. Aprenderte un papel lo puedes hacer en una semana, pero para debutar 'Il Trovatore' me tiré año y pico. Aquí estoy ensayando 'Rigoletto' y cuando llego a casa empiezo con el 'Don Carlo', que lo tengo para 2028 o 2029.

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–Y la voz también cambia con el tiempo.

–Yo he notado que en torno a los cuarenta años sí que hay algún cambio. De repente, algo que funcionaba no funciona, y son problemas a ir resolviendo, como entender los cambios físicos por los que pasas, la rigidez, la flexibilidad. Yo estoy cómodo, sereno, acepto las características y las carencias que tengo, porque no existe el cantante perfecto. No puedes pretender cantar ahora 'Rigoletto' como con 28 años.

–Pero seguro que lo hace mejor.

–Yo creo que sí, el tiempo me ha hecho desarrollar mi parte malvada. El duque como rol da muchas satisfacciones pero como personaje es un poco cabrón.

–¿Tiene otros proyectos ajenos a la ópera?

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–La gente ve la parte artística, cuando cantas, pero detrás hay un desarrollo empresarial, y a mí toda esa parte menos romántica, de gestión, no me desagrada.

–O sea, que se quiere dedicar a la gestión cultural.

–Puede ser. Es cuestión de ver, pero me llama la atención ese mundo que esta relacionado con este otro.

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