Loquillo arrasa en Gijón
El cantante desplegó en Gijón el repertorio de su gira 'Rock and Roll Actitud'
El calendario festivo de Asturias de los próximos días poco lugar deja a la improvisación de tan intenso que se plantea. Por delante quedan tantas opciones divertidas entre conciertos, festivales y verbenas que mantenerse aburrido –y hasta cuerdo– se plantea misión casi imposible, digna del mejor 007.
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Tal frenesí se prevé que el hecho de que Loquillo se subiera al escenario principal de Metrópoli justamente la noche en la que se cambiaba oficialmente de mes parece cuestión del destino. Pero así fue, a eso de las once de la noche, mientras el más previsor no se alejaba demasiado del paraguas y el más alocado lo dejaba apoyado en la barra del bar al tiempo que se pedía algo y se dejaba llevar por la música.
Loquillo llegó al recinto ferial Luis Adaro de Gijón de negro impoluto con su gira 'Rock and Roll Actitud', que conmemora cuarenta años sobre los escenarios. Un cumpleaños que sus seguidores asturianos más fieles celebraron vestidos para la ocasión y entonando bien fuerte el tema que da título al tour, un clásico de los trogloditas, con el que se inició el concierto. Después vinieron 'Pégate a mí', 'Línea clara', 'El mundo necesita hombres objeto' y 'A tono bravo'. Tanto Loquillo como la banda, con Igor Paskual a la cabeza luciendo abrigo de cebra y gorra militar, empezaron con garra.
Además, el resto de actividades de Metrópoli resistió a las tormetas vespertinas y le ganó el pulso al fútbol, registrando una entrada digna de sábado. Especialmente por la tarde. A partir de las seis, había que hacer un poquito de cola para entrar en el recinto. Más tuvieron que esperar los que quisieron hacerse con una entrada a partir de las nueve de la noche. A esa hora era fácil ver largas colas en las taquillas.
Una vez dentro, las actividades favoritas volvieron a ser las exposiciones y los videojuegos. De la muestra 'Aprendiz de mago' y 'Superhéroes Marvel' había, incluso, quien repetía porque quería volver a sacarse una fotografía o ver de nuevo a sus personajes favoritos de todos los tiempos. «La saga 'Harry Potter' me encanta. Tengo todos los libros y varias películas. Ya es la quinta vez que entro a ver la exposición... Y volveré», advertía divertido Mario Suárez.
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Una de las actividades especiales del día que más atención atrajo fue la charla impartida por el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca Javier Panera con motivo de la exposición 'Pop Songs. La música de Andy Warhol'. En ella, el público aprendió curiosidades del icónico artista del siglo XX que «no tenía ni idea ni música, pero acabó influyendo, y mucho, en su historia», explicó Panera, quien para empezar su monólogo solo formuló una pregunta que dejó pensativos a los presentes: «¿Quién no conoce a Andy Warhol?». Y la siguiente: «Los melómanos, de hecho, seguro que tienen alguna portada suya,¿por qué? Porque Warhol tenía dos formas de trabajar: por un lado, hacía cuadros especiales a quienes le pagaban importantísimas sumas de dinero y, por otro, portadas de discos que se vendían por millones».
Varias de ellas están expuestas en Metrópoli. Está, por ejemplo, la primera que firmó en 1959 –con 21 años–, cuando su nombre aún no acompañaba al del artista por no tratarse aun de alguien relevante. Justo ese año, Warhol empezó a trabajar para el sello Columbia como diseñador de discos. Luego vendrían los retratos de Marilyn Monroe, Elvis Presley y The Factory, el estudio de arte que el archiconocido artista abrió en Nueva York en 1963. Hay una parte de la exposición que hasta el domingo se puede visitar en Metrópoli en que las paredes están forradas de papel de plata. Así es precisamente como estaba decorada The Factory, de donde salió la banana más famosa del rock, la que ilustra un trabajo de The Velvet Underground and Nico. El amplísimo universo de Andy Warhol no cabe en una sala. Es físicamente imposible, pero en Gijón, hasta el próximo domingo, día 8, está lo mejor.
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Metrópoli es lo primero, pero no lo último. Pop, rock, electrónica, cantautores, mitos y superventas tienen cita en una verano loco, que apenas deja tiempo para el descanso. La fiesta estival no ha hecho más que empezar. Lo único malo que tiene el verano es que viene con fecha de caducidad: septiembre. Pero para eso, aún queda.
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