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Rodrigo Cuevas y Lilián de Celis, ayer, en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo, acompañados al piano por el maestro Julio César Picos en 'La violetera'. ÁLEX PIÑA
«El cuplé sigue vigente en el siglo XXI»

«El cuplé sigue vigente en el siglo XXI»

La Cátedra Leonard Cohen reunió en un Paraninfo de la Universidad de Oviedo abarrotado a Lilián de Celis y Rodrigo Cuevas

A. VILLACORTA

OVIEDO.

Martes, 12 de marzo 2019, 00:19

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Nunca la Universidad de Oviedo derrochó tanto glamur y dobles sentidos como ayer noche, cuando un Paraninfo abarrotado de público de todas las edades coreó sin miedo aquello de: «¿Dónde se mete/ la chica del 17?/ ¿De dónde saca/ pa tanto como destaca?» de la mano de dos estrellas del género como Lilián de Celis y Rodrigo Cuevas. Dos artistas que, según confesaron, tienen mucho en común a pesar de la diferencia generacional. «La elegancia, los tacones, el brilli-brilli», dijeron entre frases picantes y risas del respetable. Eso, y que Cuevas vive en Piloña mientras que De Celis nació en un año indeterminado en el pueblo parragués de Fíos y por Margolles sigue con una vitalidad envidiable, «subiéndose a los árboles a podar, cuidando gallinas que ponen huevos azules y fregando sin guantes con unas uñas auténticas que para sí las quisieran Rosalía y todas las reguetoneras».

El concierto-coloquio era el colofón a un encuentro organizado por la Cátedra Leonard Cohen en colaboración con el Banco Sabadell y titulado 'Canción y cambio social: el cuplé, del siglo XX al XXI', que durante toda la jornada llenó el Edificio Histórico de ponencias que corrieron a cargo de investigadores que se dedicaron a analizar «el estimulante universo» de un género «vinculado a la modernidad». Porque si en algo están de acuerdo también Lilián de Celis y Rodrigo Cuevas es en que «el cuplé sigue vigente en la actualidad».

Especialistas como David Pérez, de la Universidad Europea del Atlántico, quien defendió que, «aunque en las canciones tradicionales existen muchos versos con un carácter picante, el cuplé supuso sin duda una novedad textual y escénica por dos motivos: en primer lugar, por atreverse a hacer referencia explícita tanto del coito como de los órganos sexuales sin tapujos y de una manera frívola y desenfadada». Y, por otra parte, «lo llamativo es que, en un ambiente totalmente masculino, la cupletista era una mujer admirada y, aunque considerada de costumbres licenciosas, también respetada». Algo que «nos lleva a pensar que la conexión entre el sexo y las cupletistas hizo de ellas las primeras mujeres liberadas de las responsabilidades de la mujer tradicional, pudiendo ser vistas como las pioneras de un movimiento feminista que las liberó de las cadenas opresoras de la sociedad machista patriarcal imperante».

El propio Rodrigo Cuevas destacó que Lilián de Celis ha sido siempre «una mujer soberana de su arte, de su vida y su dinero en una época en la que las mujeres no tenían tanta soberanía», porque, además, «se casó pero le duró poco». A lo que ella replicó con retranca: «Casarme fue una de las peores cosas que hice en la vida, pero, afortunadamente, no fui reincidente». Aunque, eso sí, la diva -que piensa que «intelectualmente hombres y mujeres somos iguales»- se declara «muy femenina» y adora las atenciones masculinas: «Que me abran la puerta, que me traten bonito, que me inviten a un buen restaurant... Nada de que me den manotazos como si fuera un compañero de trabajo».

Anoche las tuvo todas de un público entregado con el que coqueteó y al que se metió en el bolsillo desde el primer momento con clásicos como 'La violetera', 'Polichinela' o 'Las tardes del Ritz' y ante el que confesó lo que siente cuando se mira al espejo: «A veces me insulto y a veces me piropeo. Depende del humor».

Porque, como suele decir esta mujer bellísima y «orgullosa de ser asturiana» que estudió canto y declamación en Madrid y triunfó en América, que hizo teatro, revista y televisión y rodó dieciséis películas, que no quiso hablar de su eterna rivalidad con la Montiel «ahora que no puede responder», «donde hay, siempre hay». Y Cuevas -zanjó- es su sucesor y discípulo más aventajado: «La persona que está recuperando lo que yo hice a su manera». Larga vida al cuplé.

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