«Estamos asumiendo como sociedad unos mensajes de odio que no nos gustan nada»

–¿Cómo ha evolucionado la banda desde sus inicios? ¿Cómo han llegado a 'Hex'?

–Después de pasar tanto tiempo juntos -cumplimos 15 años en 2022- y teniendo en cuenta que hicimos dos discos fuera de Toundra, uno con Niño de Elche y una banda sonora, la de 'El Gabinete del Doctor Caligari', puede decirse que es el sexto de la banda y el octavo que hemos hecho juntos. Ese último trabajo, el de la banda sonora, influyó mucho en este disco, que es heredero de la película de Robert Wiene. Esto se refleja incluso en que una de las caras de el vinilo se titula 'El odio', y es una canción que es banda sonora de un cortometraje de 22 minutos. Es una reivindicación del álbum frente al single, que es lo que cada vez con más frecuencia está de moda por culpa de la mercantilización de la música en el ámbito internacional.

–¿Incluye el cortometraje el CD?

–El corto se puede ver de forma gratuita en Youtube, está realizado por el realizador naviego Jorge Carbajales.

–¿Qué es lo que queréis transmitir con ese tema?

–El corto parte de un concepto del odio en un amplio sentido de la palabra. El mensaje de la música de Toundra es siempre muy abierto, porque no hay letras, es música instrumental. Pero sí queremos transmitir ideas, sensaciones y conceptos. Y en este caso la música se inspira en la 'Sinfónía número 7' de Shostakovich, que se escribió cuando San Petersburgo estaba rodeada por los nazis, y traslada la rabia y el aislamiento que estaban sufriendo.

–¿El resto del disco ahonda en el tema del odio?

–Sí, en cierto modo. Fue compuesto durante la pandemia, con Donald Trump en el poder... Cuando estábamos en el estudio vemos que matan a un chico por su condición sexual en La Coruña, y casi a la vez salen unas imágenes de un grupo neonazi en Chueca quemando una bandera gay, con gente vitoreándoles. Creo que estamos asumiendo como sociedad unos mensajes de odio que no nos gustan nada, queremos denunciar que a alguien en 2022 se le pega una paliza por su condición sexual, cuando en 2002 nos parecía algo que ya se había relegado a la ficción. Parece que vamos hacia atrás en las casillas de tablero. Cada vez somos más intolerantes, y eso ocurre cuando la sociedad está más indefensa, y se radicalizan ciertos discursos.

–En esas circunstancias y con eso en mente es difícil hacer un disco que transmita felicidad...

–Nunca hemos sido la panacea de la felicidad, la verdad, pero sí tratamos de cerrarlo con un halo de esperanza. Hay que dar un paso adelante y luchar por lo que crees. Nosotros hemos tenido la suerte de que los medios de comunicación nos hacen caso y tenemos un público muy fiel, que es afín a nuestro discurso. Para nosotros es a la vez una responsabilidad, queremos hablar de esos temas porque somos sensibles ante la injusticia, no nos queremos quedar escondidos.

–¿Estamos viviendo un momento de involución entonces?

–Estamos peor que hace 20 años, y creo que hablar de política es una necesidad. Yo tengo la suerte de poder hacerlo y aunque sé que mucha gente prefiere guardarse su opinión, a mí no me importa que se sepa lo que pienso. Cuando vi las protestas contra las medidas del covid que convocó la gente de Vox y vi tantos coches en las calles, me produjo cierto miedo ver que había tanta gente que pensase así sobre unas medidas que eran necesarias y que se estaban tomando, en mayor o menor medida, en todo el mundo. Querían politizar un tema sanitario, una emergencia. Estaba con mi padre y me dijo. 'No te preocupes, son cuatro gatos y es eso lo que quieren, que la gente tenga miedo'. Tomé nota y confío en que así sea, que haya más gente que piense como yo, que respete a los demás, sea cual sea su lucha. El otro día estaba escuchando un podcast de contenido feminista con mi novia, pero quien hablaba traía una camiseta que ponía 'Cállate, bobo'. Eso tampoco me gusta, y seguro que dirán que soy un facha por decir esto, pero eso deslegitima un mensaje justo y que comparto. Hay que tratar de integrar, no perseguir ni hacer que el diferente, sea por lo que sea, se sienta mal.

–¿Tocarán el disco completo en el Albéniz?

–Tocaremos 'Hex' entero y haremos un recorrido por temas de nuestros anteriores discos, porque la gente es lo que pide. Queremos tocar durante una hora y media entrelazando piezas, crear un ambiente y disfrutar. Somos cuatro personas sobre el escenario y nos pelearemos a ver quién suena más alto. Queremos pasarlo bien y que la gente se lo pase bien con nosotros.