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Eternos himnos del rock en el Jovellanos
El show, que se repetirá hoy, incluyó en su repertorio dieciséis de los más emblemáticos temas de la banda británica Un abarrotado coliseo gijonés se rindió anoche ante el espectáculo 'We Love Queen'
ANA RANERA
GIJÓN.
Sábado, 11 de enero 2020, 00:12
Nadie podía frenar anoche el ansia de libertad y de vida que se imponía en un abarrotado Teatro Jovellanos durante el musical 'We Love Queen'. El coliseo gijonés se convirtió, durante casi dos horas, en un templo de la música que homenajeó, con cada melodía, a la banda de rock británica. Sobre las tablas, se aparecieron un grupo de monjes con hábitos de purpurina. El escenario, una catedral. 'It's a kind of magic' abrió la veda. La energía brotaba imparable y contagiaba su descontrolada euforia a un patio de butacas en el que los aplausos y las palmas, desde el primer momento, acompañaron al cantante y maestro de ceremonias Enrique Sequero, cuya voz puso también humor al espectáculo.
No hubo momento para tomarse un respiro. 'Crazy little thing called love' dio paso a la rítmica 'We will rock you', durante la cual los bailarines se bajaron del escenario para animar al respetable. 'Somebody to love' dio continuidad a las canciones o, más bien, a los himnos, que calentaron el ambiente con el público ya en pie, dando rienda suelta a improvisados coros.
A la diversión y a la espectacular puesta en escena, se sumó la más pausada 'I Want It All', que dejó patente la brillantez del grupo. Lo mismo hizo más tarde Manuel Bratoll, que se subió a las tablas para entonar 'I want to break free' y 'Another one bites the dust'.
Pocos se atrevieron a asentarse pero, por si acaso, la banda invitaba a los entregados asistentes a ponerse en pie y bailar de nuevo cada poco. Así ocurrió durante los diez minutos de coreografía que precedieron a 'Ander Preasure'.
La lista de clásicos e indispensables parecía infinita. Y para demostrarlo llegó el siempre emotivo 'Show must go on'. 'Don't stop me now' causó furor en un público entregado, que para cuando llegó 'Who wants to live forever' ya había claudicado.
Y quedaba lo mejor. Desde las primeras notas de 'Bohemian Rapsody' se tejió una conexión con el público que finalizó con una ovación interminable. Lo dijo Enrique Sequero y lo sabe todo el mundo. «Cuando uno tiene un amigo asturiano es para siempre». Introducción de lujo para 'Friends will be friends'.
Llegó entonces el primer amago de irse del escenario. Los gijoneses, que apenas tocaron asiento, volvieron a levantarse entonces para pedir una más. Fue una, pero de lujo: 'We are the champions' para poner el broche a dieciséis temas que por una noche nos devolvieron a Queen. Y a eso sí que siguió la locura, con confeti incluido, y la despedida, que a estas alturas, con el Teatro Jovellanos entusiasmado, solo podía ser dulce.