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El director cántabro Jaime Martín, al frente de la OSPA en el Teatro Jovellanos. JOAQUÍN PAÑEDA
Folclore imaginario en el Jovellanos

Folclore imaginario en el Jovellanos

La OSPA ofreció un buen concierto en el coliseo gijonés bajo la dirección de Jaime Martín

RAMÓN AVELLO

Viernes, 15 de febrero 2019, 00:19

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Hay un folclore real, concreto, que es el que crean los pueblos y comunidades a través del canto, la danza y los instrumentos. Y también un 'folclore imaginario', expresión utilizada por primera vez para definir algunas composiciones de Bela Bartók, que consiste en un proceso de depuración, de 'esencialización' y abstracción de los rasgos de la música popular para proyectarlos en una creación universal. La 'Suite de Danzas para Orquesta', de Bartók, con la que la OSPA abrió ayer en el Teatro Jovellanos de Gijón , constituye todo un monumento a ese 'folclore imaginario' que entremezcla rasgos húngaros, rumanos y árabes. Bajo la dirección del cántabro Jaime Martín, la OSPA ofreció una versión transparente, bien individualizados los instrumentos y algo seca en el ritmo.

La OSPA interpretó después, con Clara Andrade como solista, el 'Concierto para flauta' de Ibert, una obra que hemos escuchado recientemente al flautista Emnanel Pahud en el Auditorio de Oviedo. Su versión fue más extremada en los tiempos, con una cadencia final de extraordinario virtuosismo y bien arropada por la orquesta.

En la segunda parte, Jaime Martín dirigió una alegre versión de la 'Sinfonía N.º 6' de Dvorak. Aunque la influencia de Brahms es evidente, Dvorak introduce por primera vez, en el tercer tiempo de esta sinfonía, el 'furiant', la danza checa que llegará a ser una seña de identidad del compositor bohemio. Lo más destacado fue la versión del segundo movimiento, con unos diálogos exquisitos entre la cuerda y la madera, y ese tercer movimiento de carácter eminentemente checo.

Jaime Martín es uno de los directores invitados de la OSPA más asiduos. En Gijón, recordamos su dirección impecable de 'La fantasía para un gentilhombre', de Rodrigo, con Pablo Sainz Villegas en la guitarra , y 'Sherezade', de Rimsky Korsakov. Es un director que controla muy bien las dinámicas, que está familiarizado con la orquesta y que, especialmente en las obras de cierta extensión, como la sinfonía de Dvorak, crea una atmósfera muy variada, muy movida y de indiscutible encanto. Martín podría ser un buen candidato para la titularidad de la OSPA.

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