«Hay mucha gente con inseguridad que suelta serpientes por la boca»

-Viene a hacer su último concierto en Asturias, ¿cómo vive las últimas veces?

-Consciente e intentando echar el resto porque sé que no voy a tener otra oportunidad para dejar un buen sabor de boca y para conectar con el público. Están pasando cosas muy bonitas en esta gira y, dentro de todo lo emocional, soy muy consciente de que es irrepetible.

-Pasaron ya casi ocho meses desde que anunció su retirada definitiva, ¿qué sentimientos le está provocando esta gira?

-¡Buf, todos! Creo que cada día paso por mil sentimientos encontrados. Hay veces que me arrepiento de la decisión que he tomado, pero luego siento que tengo que ser coherente. Es un abanico de emociones. Todas están a flor de piel y, menos mal, porque tenía miedo de poner el automático para no dejar que entrase ninguna emoción, pero al final estoy abierto en canal.

-Va a seguir ahora su camino por la literatura, ¿qué tienen los libros para que ahora le apetezcan más que la música?

-Que lo puedo hacer en mi casa y estar con mi hijo. Creo que, al igual que las canciones tienen patitas, los libros tienen alas y son una forma de seguir contando historias.

-El otro día mostraba cómo lloraba al terminar de escribir su último libro, ¿cómo se considera como escritor? ¿Deja mucho de sí en cada página?

-Sí, muy bien disfrazado, pero me gusta darle la vuelta a vivencias que he tenido yo. Me gusta mucho vaciarme en personajes que, a lo mejor, están en la senectud. Creo que es una forma de romper con el edadismo en España y creo que, si alguien quiere conocerme por mis libros, debe saber que los personajes ancianos son los que se parecen más a mí.

-¿De qué hablará en su próxima novela?

-Se va a titular 'Votos en contra' y habla de una mujer que es comercial de una clínica de fertilidad y su pareja la deja porque ella no quiere ser madre. Un fondo buitre se ha hecho con el bloque y el casero los va a echar y, buscando casa, se encuentran con una, en la que habitan dos ancianos. Él tiene un tumor cerebral en fase terminal que lo hace creer que vive en Reino de Belmonte, un barrio de Madrid que se independizó durante una semana de España.

-Se mete en muchos charcos.

-Me gusta llenar el libro de capas. En esta novela, quería hablar del edadismo y de que parece que si la mujer no tiene ganas de ser madre no está completa, por muy desarrollada que esté en la vida. Y también quería hablar de la especulación, la burbuja inmobiliaria y el concepto de patria. Eran cosas que me estimulaban mucho.

-Ya lleva unos cuantos títulos a sus espaldas, ¿en qué estado cree que se encuentra el panorama literario en España?

-Goza de buena salud, pero como en toda vertiente del arte, siempre hay voces de personas que temen. Hay mucha gente con inseguridad proyectada que se dedica a soltar serpientes por la boca de todo lo que viene. Basta que alguien tenga inquietud por varias vertientes, para que sobrevuelen los buitres del intrusismo.

-A usted lo siguen muchos jóvenes, se suele decir de ellos que leen poco, ¿cree que es verdad o un prejuicio?

-Yo creo que es prejuicio. Creo que están muy vivos y abrazando la cultura.