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RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Sábado, 10 de marzo 2018, 00:48
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No son nuevas las iniciativas para alargar 'La verbena de la Paloma', la obra maestra del género chico. El último de estos intentos subió ayer, dentro de la XXV Temporada de Zarzuela de Oviedo, a las tablas del Teatro Campoamor, de la mano del dramaturgo asturiano Maxi Rodríguez, en una adaptación libre del texto de Ricardo de la Vega. El propio título, ‘La verbena de la Paloma. Pensión completa’, ilustra ese recrecido temporal para añadir media hora al sainete. Para empezar, los personajes dejan el castizo barrio de La Latina decimonónico y se van con el Imserso a un complejo hotelero o ‘resort’ en Benidorm, en la actualidad. Mucho público, con las entradas agotadas también para mañana. Sin embargo pocas risas y una respuesta más bien tibia. Maxi Rodríguez se dedica a añadir ‘morcillas’, a cambiar personajes, por ejemplo, Julián en vez de tener ‘madre’ tiene hijos y nietos, el portero que canta la nana a un niño es un enfermero que acuesta a un anciano y otras cosas similares. Estos añadidos vienen a ser siempre como glosas o actualizaciones del texto salvo al inicio del último cuadro, donde se introduce un número de nueva creación protagonizado por Rodrigo Cuevas. La escena es limpia, está bien estructurada, bien resuelta. Algunos números de grupo como el ‘Baile de la mazurca’ o el chotis ‘Por ser la virgen de la Paloma’ están bien resueltos. Sin embargo, a estos añadidos les falta gracia y chispa.
Aunque cambian las circunstancias, se respeta, salvo algunos añadidos, la música original, que es, en realidad, lo que sostiene la obra. La partitura de Bretón es excelente, y cambiarla sería imperdonable. José María Moreno, al frente de Oviedo Filarmonía, realiza una buena labor, especialmente en los primeros cuadros, con una obertura muy clara y bien ajustada en el tiempo y corrección en los equilibrios sonoros para no tapar las voces. El Coro de la Capilla Polifónica de la Ciudad de Oviedo está bien en los números más significativos y se mueve con buena teatralidad.
Indudablemente, un reclamo en esta versión de la verbena, ha sido el cupletista Rodrigo Cuevas. Añade varios números que no son de la obra, como el chotis ‘Me ha dicho una chulapa’ y la mazurca ‘Maripepa’. Está en su papel de ‘showman’. Entre los intérpretes, Enrique Baquerizo es un Don Hilarión atípico. El personaje es una voz de cómico bufo y aquí lo representa un barítono de buena presencia física y vocal. Canta bien, pero sin vis cómica.
Javier Franco es en la obra un Julián talludito y muy correcto, sobre todo en el famoso número ‘Dónde vas con mantón de Manila’.
Marina Pardo, que hace dos papeles, aunque aquí se unifican para ser Rita la cantaora, gustó en la famosa soleá ‘En Chiclana me crié’. Muy forzada en el papel de Rita, la mujer que prohíja a Julián.
Del resto del elenco destacar la correcta labor de Amparo Navarro comoSusana y de María José Suárez como Casta. Entre los actores, escénicamente cumple su papel con naturalidad Antonio Caamaño como Manolo.
El problema de ‘La verbena de la Paloma’ es que es una obra de género chico que por definición es breve.Tratar de alargarla es muy difícil y además hace que la obra pierda su redondez y concisión original.Eso es lo que le ha pasado a Maxi Rodríguez en su versión muy bien intencionada, pero fallida.
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