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Loquillo, en el centro del escenario, durante el concierto que dio anoche en la plaza de toros de Gijón. J. C. TUERO

Loquillo lanza en Gijón su conjuro de lírica para los malos tiempos

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Domingo, 12 de julio 2020, 02:11

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El Loco y la poesía llevan años encontrándose. El artista barcelonés siempre la buscó y cuando soplaron vientos adversos para el rock and roll se volvió a cruzar con ella de la mano de su compañero de viaje Gabriel Sopeña. Ambos sabían su valor cuando grabaron 'La vida por delante' (1994), que con poemas de Gil de Biedma, Atxaga o Gamoneda, llegó a Disco de Oro. Le siguieron nuevas entregas: 'Con elegancia' (1998) -juntando a Borges y Salvat-Pappaseit- y 'Su nombre era el de todas las mujeres' (2011), con textos de Luis Alberto de Cuenca. No es cierto que los malos tiempos lo sean también para la lírica y ésta más bien arroja luz y coraje para afrontarlos. Loquillo y Sopeña han vuelto a reunirse con su vieja amiga para encarar la pandemia tomando como emblema el verso de Biedma 'La vida por delante'. Una lección de autenticidad como la que ofrecieron en la plaza de toros de Gijón.

Con formación de cuarteto -contrabajo, batería y guitarras- salió El Loco sin demorarse, camisa y pantalón negro, para abrir con 'Balmoral', uno de sus clásicos. Y tras un escueto «¡Buenas noches!», la poesía del vasco Bernardo Atxaga y su 'El mundo que yo veo', a ritmo de rockabilly.

Le siguió una declaración de principios rebeldes que el bardo de El Clot incluye hace tiempo en su repertorio de hits: 'Transgresiones', de Mario Benedetti. «Vivimos tiempos de victimismo y victimizaciones y nada mejor que ser políticamente incorrecto», apuntó para dar paso a la canción de idéntico título de Luis Alberto de Cuenca.

Giro de nuevo al Loquillo más roquero con 'Cuando pienso en los viejos amigos' de Sopeña y más De Cuenca con 'Cuando vivías en la Castellana'.

Loquillo dio paso a la voz de su paisano, el recordado Manuel Vázquez Montalbán y a uno de sus desconocidos poemas: 'Quiero escrutar el cielo', revivido en balada de cuerdas acústicas. La armónica de Gabriel Sopeña puso alas a la lúcida melancolía de 'No volveré a ser joven', de Gil de Biedma, y Loquillo remarcó con rabia: «Envejecer, morir, es el único argumento de la obra».

El Loco se retiró para dejar a su cómplice Sopeña con Josu García a la guitarra y su tema 'Acto de fe', de nuevo desgarrando su armónica. Solo a los teclados y sumándosele la banda, estrenaría 'Ceremonia', del disco dedicado al poeta Julio Martínez Mesanza, que la pandemia les interrumpió.

El jefe de la fiesta en todo caso era el de El Clot y con toda su energía salió a lanzar 'Brillar y brillar'. Un punto arriba del concierto que daría el tono de las perlas que aún quedaban por compartir.

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