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M. F. ANTUÑA
Miércoles, 8 de agosto 2018, 00:28
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Alberto García (La Felguera, 1987) es solo el Alberto de Alberto & García. El apellido, compartido, por otra parte, lo pone su primo Dámaso, batería de la banda que esta noche hace sonar su rock con influencias lationamericanas en el Jardín Botánico (22.30 h).
-Señor para pocas cosas; más bien, Albertín.
-En Libardón, en el concejo de Colunga, aquí pasé infancia y adolescencia.
-Siempre fui muy cagado y muy torpe. Yo tropiezo con el viento. Sí recuerdo meterme leches con la bici, y eso sin prácticamente cogerla nada.
-Soy bastante comedido. Vivo en esa contradición de haber dejado de fumar y ser consciente de que está mal y estar con ganas de un puro, o precisamente ahora que estamos en fiestas, levantarme un poco fastidiado y por la noche volver a caer en el error. En la parte musical sí que noto más esa bipolaridad, nos puede pasar que de repente nos guste hacer algo muy rock, muy pop anglosajón, y lo siguiente sea totalmente latino, que no tenga nada que ver.
-Cada vez menos. Me gusta muchísimo madrugar, así está el rock, a aprovechar la mañana, me levanto súper pronto y procuro disfrutar el día.
-Noooo. Madrugar sí que es rock'n'roll, quedarse hasta las tantas es lo fácil.
-Apetece muchísimo. El sitio es increíble, es una joya, y una suerte poder tocar ahí. Además, nosotros estamos girando por fuera, y llevamos meses sin poder venir a Asturias con la banda al completo, así que es una pasada.
-Somos muy de no desvelar, pero sí que podemos decir que va a ser fiestero, bastante animado, muy acorde y respetando el entorno. Y vamos a estar compartiendo noche con los Staytons y nos presta mucho.
-No, la verdad es que no, lo tenemos pendiente. Esperemos que esté al caer y que sea más pronto que tarde. Es verdad que desde bien pequeño el contacto con todas esas culturas y músicas ha sido constante. Libardón es un pueblo de emigrantes hacia Chile y retornados, y hoy en día, con internet, tenemos acceso a mucho material, el contacto es continuo, pero sí que queremos vivirlo en carnes propias, es necesario. En lo personal tengo muchísimas ganas de conocer un montón de sitios, y con el grupo es la otra plaza en la que hablan castellano, así que habrá que atacarla.
-Claro, de eso se trata, de viajar a sitios que son muy interesantes, que te mueven, que te enriquecen, te hacen crecer.
-Me iría a Londres con cualquier canción de los Kinks; a Argentina con una samba de Mercedes Sosa; a Cuba con Compay Segundo; y por España me haría un viaje en coche, con el depósito a tope de gasolina, con Santiago Auserón.
-Muchísimo. Para los viajes largos la música es fundamental y la lista de reproducción, esquizofrénica.
-Nos quedan todavía muchas cosas. En esto, como en cualquier materia, cuanto más profundizas más ves lo poco que sabes. Nosotros tenemos esa base, que, por otro lado, es muy de infancia, muy arraigada y metida dentro. Quizá es difícil que aparezca ahora otra cosa, pero, por ejemplo, la música electrónica la tenemos menos explorada, quizá también instrumentos que a veces caen en nuestras manos tengamos que investigarlos. Al final la música tiene que estar en ebullición constante.
-No hay que elegir, aquí la playa está al lado de montaña. Se pueden tener las dos cosas.
-Estoy de acuerdo con él. Lo que pasa es que no te puedes subir a hacer rock'n'roll en pantalón corto. Dicho esto, yo me lo pongo y a Igor Paskual lo tengo visto también.
-El de toda la vida. Si puede tener un estampado chulo, mejor.
-En la intimidad. Tampoco me molesta.
-Nosotros en casa hacemos sidra, y eso es la bebida de los dioses.
-El que estoy viviendo: ir por España con mis amigos a tocar por muchos sitios y tener la oportunidad de descubrir algunos de esos lugares, tener algún día de vacaciones, que haya sol y poner la bermudina.
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