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La escena de ‘Pelléas et Mélisande’ está cargada de elementos simbólicos. Ópera de Oviedo
La ópera de Debussy llega a Asturias un siglo después

La ópera de Debussy llega a Asturias un siglo después

En el centenario de la muerte del compositor, el Campoamor acoge ‘Pelléas et Mélisande’ por primera vez en la historia

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Sábado, 20 de enero 2018, 03:09

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Acien años del fallecimiento de Claude Debussy, su recuerdo está a punto de materializarse en la Ópera de Oviedo con la programación por vez primera en el Campoamor de su única ópera completa, ‘Pelléas et Mélisande’, el quinto y último título de la temporada. Una producción procedente de la Ópera de Niza que subirá a escena el próximo domingo, 28 de enero, bajo la dirección musical de Yves Abel y la dirección de escena de René Koering (Andlau, Francia, 1940), un hombre con «una vida operística» que incluye cuatro matrimonios.

Koering, creador del Festival de Música Radio France Occitanie en Montpellier, recuerda que la enorme proyección futura de esta obra y la «increíble belleza de su música» ya fueron predichas con impotencia por el propio Debussy, que, años después de su estreno, se preguntaría:«¿Qué se puede escribir después de ‘Pelléas’?», incapaz de concluir la ópera ‘La caída de la Casa Usher’.

Estamos, explica el director de escena francés, también compositor, ante «la primera ópera moderna en Francia, como aquí hizo Falla. Porque, hasta ese momento, todo era lo mismo: un caballero contra un rey, el tenor que decía ‘no’, un barítono que decía ‘sí’...». Así que ‘Pelléas et Mélisande’ marcó un punto de inflexión en la historia del género, abriendo sus puertas al siglo XX y determinando una profunda renovación tras la revolución wagneriana.

La ópera

  • Fechas. 28 de enero (19 horas), 30 de enero (20 horas), 1 de febrero (20 horas), 3 de febrero (20 h.). Entre 160 y 16 euros.

  • Ficha artística: Pelléas: Edward Nelson. Golaud:Christopher Purves. Arkel:Maxim Kuzmin-Karavaev. Yniold:Eleonora de la Peña. Un médico:David Sánchez. Mélisande:Anne-Catherine Gillet. Geneviève:Yulia Mennibaeva. Dirección musical:Yves Abel. Dirección de escena y vestuario:René Koering. Diseño de escenografía:Virgile Koering. Diseño de iluminación:Patrick Méeüs.

Basada en la obra teatral homónima del escritor belga Maurice Maeterlinck, la ópera narra la historia de un triángulo amoroso entre dos hermanos (Pelléas y Golaud) que se sienten atraídos por la misma mujer (Mélisande). Todos, personajes que viven una realidad habitada por los sueños.

Conscientes de que la amenaza de una tragedia se cierne sobre ellos, el peligro anida en su interior. Así que el destino y la muerte se materializan también como personajes de manera enigmática e invisible, pero siempre presentes, porque la obra trata algunos de los conflictos universales del ser humano: del amor al engaño o la locura. «Todo está aquí», sostiene René Koering. «La historia es tan terrible como un ‘Otelo’, con los celos muy presentes, o un ‘Rigoletto’, con toda su violencia».

Eso sí, advierte de que «nadie esperegrandes arias»:«Es una música muy íntima, con pasajes muy complicados para los cantantes, que además tienen que cantar francés, pero sin esos momentos estelares en los que alguien parece decir: ‘Esperad, que ahora canto yo’. Esta no es una música de volumen. Es una música de colores, de matices, de contrates sutiles, pero no podemos estar siempre escuchando a Donizetti y a Rossini», defiende.

Yes que Debussy trató de buscar en este drama lírico en cinco actos y doce cuadros estrenado en el Théâtre National de l’Opéra-Comique de París el 30 de abril de 1902 una expresión propia y libre, concediendo una gran importancia al timbre de las voces y a los instrumentos. Melancolía sonora en estado puro para «un relato triste y descarnado» que es, por ello, una obra capital en el devenir histórico de la ópera pese a su naturaleza abiertamente experimental desde el punto de vista dramatúrgico y que estuvo rodeada de polémica desde su mismo nacimiento y de una actualidad furiosa en su trastienda.

El director de escena, René Koering, esta semana, sobre el escenario del Campoamor.
El director de escena, René Koering, esta semana, sobre el escenario del Campoamor. Álex Piña

Koering lo cuenta así:«Debussy le dijo a la actriz y cantante para la que se escribió el papel de Mélisande: ‘Tú vas a cantar, pero yo me quiero acostar contigo’. Ella se negó y él le respondió:‘Pues entonces no cantas’. Maeterlinck escribió un artículo en el periódico contra él el mismo día del estreno y es exactamente lo mismo que está ocurriendo ahora en Hollywood. Weinstein ya estaba en Debussy, porque, además, Mélisande era una de las mujeres de Barbazul, otro Weinstein más».

Ysi los choques entre un poeta simbolista y el compositor impresionista que hicieron a Maeterlinck renegar de su propia obra y que alimentaron los mentideros del París de comienzos del siglo XX eran casi inevitables, también resultaba casi obligada una escenografía en la que Koering ha buscado «que el público crea estar viendo una película, con grandes planos».

Y, así, recurre a las proyecciones audiovisuales como ya hiciera ‘Sigfrido’ a comienzos de esta temporada –del bosque a la nieve o la tempestad– y que está plagada de símbolos, como el pelo de Mélisande, al que Koering, empeñado en explorar la psicología de los personajes y en dejar interrogantes abiertos, ha querido darle protagonismo como elemento erótico, para lo que juega con un velo azul y dorado, inspirándose «en la imagen que tienen del cabello en los países árabes».

«No hay mensaje político ni moral. Esto no es la Biblia. Todo es ambiguo», resume el francés, que conoce «a muchos capos de la mafia como Arkel, a algunas mujeres bizarras como Mélisande, a bastantes Pelléas, hombres que no entienden nada, y a brutos como Golaud que pegan a las mujeres y que les sale muy barato. La violencia de género es terrible. Levantar la mano es un crimen y la educación es lo único que puede cambiarlo, la cultura, la música. Porque, ante la belleza, no sentimos la necesidad del mal».

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