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La revista resucita en el Campoamor
'El sobre verde' hizo disfrutar del «teatro total» a un público que viajó por los locos años veinte del chotis al tango pasando por el charlestón
A. VILLACORTA
OVIEDO.
Viernes, 5 de abril 2019, 03:22
Ya habían avisado los responsables del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo a un público de natural conservador de que 'El sobre verde' era una zarzuela muy peculiar, en la línea de los sainetes que llenaban los coliseos en las primeras décadas del siglo XX con toques de revista musical. «Teatro total» que en su día causó conmoción entre el respetable, que se trasladó a la gran pantalla allá por los setenta del siglo pasado con Tony Leblanc y Esperanza Roy como estrellas de relumbrón y que ayer rindió a muchos de los aficionados de un Campoamor prácticamente lleno con su mirada irónica y ácida sobre la sociedad y con algunos elementos que hoy podrían considerarse políticamente incorrectos.
En todo caso, una afortunada vuelta de tuerca a un género popular que fue denostado durante décadas por los más conspicuos intelectuales que criticaban un repertorio demasiado cercano al tópico y, en ocasiones, hasta chirriante, pero adorado por ese pueblo llano que, año tras año, sueña con que le toque el Gordo.
Así que anoche, en el estreno en el coliseo ovetense de uno de los títulos más desconocidos del gran Jacinto Guerrero con libreto de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez -que alzó el telón por vez primera en el Teatro Victoria de Barcelona en 1927-, la revista aprovechó para reivindicarse con dirección musical de Arturo Díez Boscovich y dirección escénica de Alberto Castrillo-Ferrer marcada por un brillante arreglo instrumental para jazz band del ovetense Nacho de Paz que le dio nuevos aires y le imprimió ritmo a una Oviedo Filarmonía en versión reducida (apenas una docena de músicos en el foso).
Al final, el teatro se convirtió en un gran karaoke en homenaje a Jacinto Guerrero El alcalde de Oviedo y el aspirante a la Alcaldía por el PP coincidieron en el estreno
Y es que, también por primera vez en su historia, la orquesta participa en dos proyectos simultáneamente: 'El sobre verde' y la 'Electra' que subirá a las tablas mañana en el Palacio de Festivales de Cantabria de la mano del Ballet Nacional de España y que llegará a la capital asturiana el próximo viernes, día 12 de abril, en el marco de su Festival de Danza, pero esa es otra historia.
Es este 'sobre' tan asturiano una producción de pequeño formato, siguiendo ese mismo esquema popular salido de la pluma privilegiada del maestro Guerrero. Una obra en la que el peso interpretativo resulta más que notable, porque se trata de una composición eminentemente coral en la que actrices y actores recitan más que cantan y en la que las coreografías diseñadas por Cristina Guadaño se suceden sin descanso. Trabajo actoral más que solvente que corrió a cargo de la mezzo ovetense Lola Casariego, un brillante Rafa Blanca, un espléndido J. J. Sánchez, un divertidísimo Rafa Maza, Alfredo García, Cristina Tejeiro, Carolina Moncada, Soledad Vidal, Sagrario Salamanca y Laura Plano. Casi todos, en varios papeles.
Pero, además, los responsables del certamen lírico habían prometido que la diversión estaba garantizada en este sainete en dos actos y cumplieron con la máxima que siempre han defendido: renovarse o morir.
Así que 'El sobre verde' fue despojado de cualquier atisbo de ranciedad para recrearse en el espíritu de los locos y felices años veinte, con la presencia de la Garsón, símbolo de la mujer independiente, y Madame Sévigné, remedo de quien fuera famosa escritora y catadora de todos los placeres mundanos.
El viaje trasladó al público de Madrid a la Gran Manzana en un acertado muestrario de los gustos y modas del momento. Desde los ritmos más castizos como el chotis o el cuplé a otros bailables que pegaban en la época como el tango, el charlestón o el fox-trot pasando por el jazz e incluso el blues para un argumento que narra una historia picaresca de la que disfrutaron el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, y el aspirante a la Alcaldía por el PP, Alfredo Canteli.
A saber: la diosa Fortuna, sabedora de que don Nicanor -protagonista y golfo soberano del hampa madrileña- realiza una acción meritísima salvando la vida a una persona, le premia entregándole, dentro de un sobre verde, un pellizco del Gordo de Navidad. Y don Nicanor, claro, gasta a manos llenas, cruza los mares, llega a Nueva York y allí, finalmente, entre su mala suerte en el juego y las orgías cabaretísticas, ve desaparecer su última peseta. «¡Qué grande es Nueva York!», repiten. Y, al final, una invitación a corear una estrofa como homenaje a Jacinto Guerrero, «precursor del karaoke porque acudía a las funciones a dirigir al público».
Todo un acierto merecidamente aplaudido este segundo título de la temporada de zarzuela que, tras la función de mañana en el Campoamor, reestrenará el foso del Teatro Principal de Zaragoza (30 y 31 de mayo) para volver a demostrar la vigencia del género. Larga vida a la revista revisitada.