Robe llena Gijón de poesía y rock en plena forma

Casi tres horas duró ayer el concierto de Robe Iniesta y los suyos en el Parque de los Hermanos Castro, repitiendo presencia en el festival Gijón Life con su nueva gira 'Ni santos ni inocentes'. Dos tiempos de más de una hora que se diferencian bien. Y es que después de la pausa intermedia, bien entrada la noche, la fiesta evolucionó. Comenzaron a bailar melenas y salieron entre el público aquellos viejos rockeros que recuerdan con cariño otros tiempos de la música en directo en general y de Iniesta en particular.

La noche comenzó con 'Destrozares' y siguió con 'Adiós, cielo azul, llegó la tormenta'. Para quienes viven los conciertos de rock como antes, el directo de Robe es una oda a la vida. Y para aquellos que prefieren disfrutarlo con más calma, también. La banda extremeña se ha hecho cargo de lo heterogéneo de su público y, desde hace tiempo, separa las primeras filas en dos zonas: una más marchosa y otra más relajada.

La sutileza de los músicos que acompañan a Robe –la mayoría profesionales de conservatorio– lleva en volandas a sus precisas letras, pero sobre todo a un público que vio recompensado con creces el incondicional amor que dio a la banda. Carlitos Pérez, David Lerman, Álvaro Rodríguez, Alber Fuentes, Lorenzo González y Woody Amores fueron los responsables de poner las notas sobre la reconocible voz del fundador de Extremoduro. Por supuesto, sonaron los clásicos más reconocibles del extinto grupo, del que aún se mantiene la esencia, tanto en el estudio como sobre los escenarios: actualmente, todos los miembros de la banda son extremeños.

No faltaron tampoco temas de sus últimas publicaciones. Su último trabajo, 'Se nos lleva el aire', es más parecido al anterior, 'Mayéutica', que los dos primeros.

Hubo ovaciones, saltos y mucha emoción en el antiguo Parque Inglés. «Tengo en estos momentos tantos pensamientos fundamentales y metafísicos que me canso y dejo de hablar», dijo a mitad del concierto. Robe volvió a coronarse como una de las máximas referencias del rock nacional y a colarse en el corazón de la ciudad de la mano del Gijón Life. Para quien pueda temer una retirada cercana, que no lo haga. Sobre las tablas quedó demostrada su energía. Aún queda Robe para rato.