Tradicional pórtico musical de Navidad

Ayer, con una OSPA algo renovada –si la vista no me engaña, en algunos atriles se veían caras procedentes de Oviedo Filarmonía, ya que la OSPA también actuaba en la ópera ‘Aida’, en el Campoamor–, el Mesías regresó de nuevo al Auditorio Príncipe en una versión fresca y clara bajo la batuta de Martín Baeza-Rubio, dedicada a los afectados por la dana en Valencia. Al director y trompetista almanseño lo hemos escuchado varias veces en Oviedo, principalmente en el Festival de Zarzuela, en títulos como ‘Marina’, ‘El Juramento’ o ‘Curro Vargas’.

Martín-Baeza es un director de gestos amplios, tiempos generalmente serenos y que se hizo desde el principio dueño de la orquesta y el coro. Indudablemente es un director muy cordial, como pudimos ver en un momento en el que una persona del público se sintió indispuesta, justo antes del ‘Aleluya’. El director la tranquilizó, le ofreció agua y le agradeció su asistencia al concierto, que luego continuó sin más impedimentos.

Los cuatro solistas, la soprano Pilar Alva, el contratenor Armand Gluck, el tenor Alberto Palacios y el bajo Christoph Filler son voces juveniles y de muy buena calidad. La mejor fue la soprano Pilar Alva, una voz muy lírica, con una gran capacidad de matices, un color homogéneo en todos los registros y sorprendentemente una cantante muy joven. Dará que hablar.

También nos sorprendió el contratenor Armand Gluck: posee un timbre muy sutil, que se asemeja a la voz natural de un niño, pero además es un cantante de una bellísima emisión y con una gran capacidad para adornar de una manera espontánea las melodías.

Correcto el tenor Alberto Palacios, quizá algo corto en la tesitura grave, pero en contrapartida tiene una voz muy lírica y con una gran capacidad de prolongación.

Algo más irregular, el joven barítono Christoph Filler, con un timbre un poco heterogéneo, propio de una voz que está en formación.

El Coro de la Fundación Princesa de Asturias que dirige José Esteban García Miranda ha cantado tantas veces ‘El Mesías’ que sus miembros tienen interiorizada la obra. Sin embargo, en algunas partes fugadas se echó en falta un poco de equilibrio y empaste, especialmente en los bajos y contraltos. Las sopranos, como siempre, todo un lujo para el coro de la Fundación.

El concierto fue muy aplaudido. El director, prácticamente, saludó uno a uno a todos los músicos y coristas, a quienes se veía felices y contentos por este Mesías tan especial.