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Llenazo en el patio de la Laboral para disfrutar del Tsunami. :: FOTOS: JORGE PETEIRO
El Tsunami se desborda en la noche de The Offspring

El Tsunami se desborda en la noche de The Offspring

Más de 8.000 personas disfrutan de la primera jornada de rock en el festival que cada mes de agosto toma la Universidad Laboral de GijónEl festival Tsunami llenó hasta los topes el patio de la Laboral para disfrutar de una docena de conciertos

PABLO SUÁREZ

Sábado, 3 de agosto 2019, 00:11

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Aprimera vista, hay pocas o ninguna similitud entre un festival de rock y un ser humano (más allá de que uno necesita de otro para ser rentable). Sin embargo, sí existe un punto de unión entre ambos, un rasgo común que se cumple de una manera casi científica. Si una persona necesita de muchas cosas para vivir pero ninguna es tan esencial como el corazón, a un festival le ocurre exactamente lo mismo. Si carece de corazón, si el público siente falta de coherencia y toque sobre el escenario, si no hay nada que haga bombear la sangre, el efecto se desmorona y el truco queda a la vista. Da igual que tenga el mejor cartel, el mejor recinto o la mejor acústica. En una celebración de la música, como debe ser concebido un festival, nada suple al corazón y el sentimiento.

En base a todo esto y para fortuna de la ciudad y de quienes ayer llenaron la Laboral, el Tsunami Xixón demostró, en su primera jornada, que está muy lejos de sufrir un infarto. En un recinto de acústica mejorable, la cita cumplió con creces con las expectativas y se presentó como lo que es, un festival de rock auténtico y genuino que huye de macroeventos y romerías pretenciosas. Ayer, 8.000 almas fueron suficientes para revivir, un año más, el espíritu de la gran ola gijonesa, en la noche en la que The Offspring se llevaría los mayores aplausos.

El viernes se presentaba con una ensalada de grupos interesante, divididos, a excepción de los shows gratuitos en el skatepark de Cimavilla, en dos escenarios dentro del recinto principal. Un reto sísmico para los cimientos de la Laboral. Le sobraban varios minutos a las 17.30 horas de la tarde cuando The Baboon Show encendía su particular 'Radio Rebelde' en el escenario Mahou. La banda sueca, que llegaba a Gijón como una de las grandes revelaciones del punk rock europeo tras publicar un álbum redondo, lució un directo perfectamente pulido para la ocasión y muy rodado en festivales, una ventaja en este tipo de citas donde el artista ve reducida su actuación a una hora escasa, antiorgásmica y que muchas veces no ofrece lugar al clímax.

Algo sobre de qué iba la fiesta sabían también The Lizards. El trío barcelonés subió la apuesta en el escenario Jagger con un show de ritmo y entrega imparables. Su último trabajo, 'Inside your head', en base al que se armó el 'tracklist' del show, parece deliberadamente confeccionado para un festival como el Tsunami. Estribillos como el de 'Everybody Sucks' o 'What I am' son artillería pesada.

Fue la antesala de uno de los conciertos que más incógnitas habían generado entre un sector del público, quizás el más clásico. Carolina Durante es un grupo complicado de abarcar y complicado de definir, algo que lejos de menospreciarles, les hace más atractivos. Una cosa es evidente: tienen letras que se pegan como chicles y una frescura que se echaba de menos. No les van a faltar detractores, pero el talento y la actitud son innegables. También lo es el hecho de que quienes más los critican hubieran coreado cada estrofa en cualquier sótano madrileño de los ochenta. El punk es ignorancia, improvisación y espontaneidad. También lo mejor que le pasó a la música en el siglo XX. Carolina Durante es punk. Si bien es cierto que hay bandas apoteósicas en YouTube que resultan mínimas en directo, este no es el caso. Tema zanjado.

A los madrileños les cogieron el testigo Willis Drummond. Perros viejos y letras en euskera, los vascos sabían a lo que venían y trajeron para la ocasión las ya habituales guitarras afiladas, arropadas por la voz rasgada, sincera y vibrante de batalla. El Tsunami es como una prueba de fondo. Gana el que a la salida mantiene la voz y el aliento para seguir gritando al día siguiente. En esas se encontraba el público cuando Pulley abría su concierto en el escenario Mahou. Los californianos sonaron a menos de lo que son o fueron, pero ofrecieron un show importante. Que tu directo no se corresponda con la magnitud que se le antepone a la banda tiene también su parte encantadora, como redescubrir el coche cuando estás habituado a viajar en avión.

En avión supersónico es en lo que viajan los tipos de Toundra. Hay una cosa más difícil que subirse a un escenario y trasmitir algo. Hacerlo sin voz. La banda de rock instrumental sorprende a todo el que no la conoce y se espera un show flojo o carente de empuje. Todo lo contrario.

Y después sería el turno de los que aparecían escritos en letras grandes en el cartel: Danko Jones y The Offspring, entre los que se habría de intercalar Bastards on Parade. Una traca final digna de elogio que estaba previsto que se extendiese hasta bien entrada la noche.

En uno y otro escenario, los llenos se sucedían, y en la zona de 'foodtrucks' las colas crecían en los descansos. El caso era no dejarse llevar por la ola del Tsunami.

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