La OSPA, sobre el escenario del Jovellanos, anoche. ARNALDO GARCÍA

Vidas breves y arte perdurable

Santiago Serrate dirigió ayer en el Jovellanos a la OSPA, con María Espada y Federica Carnevale como solistas del 'Stabat Mater' de Pergolesi

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Viernes, 21 de enero 2022, 01:17

Para el segundo concierto de abono del presente año estaba previsto un programa centrado en Telemann dirigido por Carlos Mena. La enfermedad del contratenor ... y director vasco provocó su sustitución por Santiago Serrate, manteniendo los solistas y cambiando el programa, hacia la 'Sinfonía en Re', de Arriaga, y el 'Stabat Mater' de Pergolesi. Los dos compositores tienen en común, tal como se titula el recital, sus 'vidas fugaces', es decir la brevedad de su existencia. Juan Crisóstomo Arriaga, apodado por su precocidad 'el Mozart español', nació en Bilbao en 1806, y falleció en 1826 en París, donde era profesor auxiliar de contrapunto y armonía del Conservatorio. Giovanni Battista Pergolesi también tuvo una vida breve. Murió en un convento cercano a Nápoles a los veintiséis años, en 1736, tras haber renovado el mundo operístico europeo con la creación de la ópera bufa y componer una de las cantatas más hermosas y que durante varios siglos se interpretó en los Viernes de Semana Santa. El bellísimo 'Stabat Mater', una emotiva obra de gran influencia en la música posterior.

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La 'Sinfonía en Re' de Arriaga, primera obra que ayer interpretó la OSPA, es la obra de un compositor de firme oficio, impregnada de una acusada sensibilidad prerromántica. La versión de Serrate fue muy cuidada en los fraseos y diálogos contrapuntísticos entre maderas y cuerdas, pero llevaba a unos tiempos demasiado lentos. Concretamente, el minueto -tercer movimiento de la sinfonía-, que debería parecerse más a un scherzo beethoveniano con impulso y fuerza, resultó un tanto desvaído.

La contemplación de María al pie de la Cruz inspiró a un monje medieval, Jacobo da Todi, una de las secuencias gregorianas más emotivas: El 'Stabat Mater'. En versos latinos, se describe el dolor de la Madre ante el cuerpo muerto. Varios compositores utilizaron el texto medieval de Todi como símbolo de amor y sufrimiento maternal, entre ellos Pergolesi. Una obra que, al igual que el 'Requiem' de Mozart posee aspectos legendarios respecto a las circunstancias de su composición, y que es de una emotividad a flor de piel. Estructurada en doce números, en los que se alternan dúos y arias para soprano y contralto, el 'Stabat Mater' es la imagen sonora del dolor, la súplica y también el consuelo. Está escrita para voz de niño (soprano) y 'castrato' (mezzo o contralto), dos violines, una viola y bajo continuo. Una orquesta sinfónica, si no quiere alterar la sonoridad original, debe contenerse sonoramente y cuidar el fraseo. Este comedimiento fue la característica de la versión de la OSPA. Dinámicas, generalmente muy sutiles, y un fraseo algo plano, pero homogéneo en las cuerdas. Tal vez ese excesivo comedimiento producía a veces una sensación como de 'andar pisando huevos'. Por otra parte, algo comprensible al intentar adaptar una orquesta sinfónica a la sonoridad de un conjunto barroco.

María Espada cantó con exquisito gusto y Federica Carnavale ofreció una versión segura y expresiva

De los solistas, destacamos en primer lugar a María Espada. Precisamente, esta soprano regresará a Gijón el mes de abril para la interpretación, con el Ensemble Trifolium del 'Stabat Mater' de Boccherini, dentro de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón. Espada tiene un timbre muy delicado, agudos finísimos y una afinación perfecta, pero en algunas ocasiones le falta un poco de volumen, por lo que resulta algo opaca. De todas maneras, cantó con exquisito gusto y con un color que recordaba a la sonoridad de un niño.

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La mezzo Federica Carnavale constituyó un firme soporte a la versión de la obra de Pergolesi. Lo más atractivo de Federica es la tesitura media, un poco metálica, que recuerda a la voz del contratenor. Una versión por su parte muy compacta, segura y expresiva. La obra de Pergolesi estuvo bien defendida por estas dos cantantes. El público estuvo un poco frío con Arriaga y se oyeron algunos 'bravos' tras la interpretación del 'Stabat Mater'.

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