Borrar
El actor Carlos Hipólito. E. C.
«Nunca haría una función que éticamente me pareciera negativa»

«Nunca haría una función que éticamente me pareciera negativa»

«Siempre intento que las obras que hago, además de entretener, hagan pensar al espectador»Carlos Hipólito Actor

JOSÉ L. GONZÁLEZ

Miércoles, 13 de febrero 2019, 00:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Carlos Hipólito (Madrid, 1956) lleva más de media vida dedicado a la escena. Habitual del cine, el teatro y la televisión, vuelve el viernes a las tablas del Palacio Valdés (20.15 horas) para dar vida a Werner Heisenberg, el científico que a punto estuvo de darle la bomba atómica a los nazis. Lo hace con 'Copenhague', un texto de Michael Frayn que dirige Claudio Tolcachir.

-Acaba de cumplir cuarenta años como actor. ¿Da vértigo?

-Un poco, me da la impresión de que he empezado ayer, pero está claro que no.

«Intento cambiar lo más posible de un trabajo a otro, es buena gimnasia para un intérprete»

-Cuarenta años bastante bien aprovechados.

-Fructíferos. Estoy feliz de haber tenido tanta suerte, de haber hecho tantos trabajos buenos, con grandes equipos. He sido muy afortunado en este oficio.

-Viene de hacer el musical 'Billy Elliot'. Todo un cambio.

-Intento cambiar lo más posible de un trabajo a otro porque creo que es una buena gimnasia para un intérprete. Después de un musical como este me apetecía hacer una obra más pequeñita, un teatro muy interesante como es 'Copenhage'.

-¿Por qué se decidió por este proyecto?

-Había leído el texto y me parecía muy interesante. Al proponerme hacerlo con este equipo, con Claudio (Tolcachir) dirigiendo y con Emilio (Gutiérrez Caba) y Malena (Gutiérrez), lo tuve clarísimo. Primero, porque es una obra muy interesante, y luego porque es un privilegio para mí trabajar de nuevo con Emilio Gutiérrez Caba, que es un actor al que he admirado desde siempre y del que tengo la suerte de ser amigo.

-Esta es una obra que plantea muchas preguntas.

-Es muy original en cuanto a su dramaturgia, tiene un planteamiento muy especial. Cuenta la visita que hizo Heisenberg a Bohr en Copenhage en 1941, en esa Dinamarca recién ocupada por los nazis. Es el jefe de investigación nuclear del ejército de Hitler y viene a hablar con su maestro, una anécdota que ocurrió. El autor lo que hace es analizar ese momento y fantasear con lo que pudo pasar esa noche en esta reunión de dos científicos que fundamentaron las bases para crear la bomba atómica. Los personajes van descubriendo lo que pasó, las preguntas que se plantearon. Claudio lo define como una especie de 'policial cuántico'. Tiene mucha intriga y una gran profundidad de pensamiento. Hay planteamientos muy interesantes sobre la ética, la política... Y habla de un momento en el que se decidió cómo iba a ser el mundo. ¿Te imaginas lo que hubiera ocurrido si Hitler hubiera tenido la bomba atómica?

-Una decisión ética que cambió la historia.

-Lo que plantea la función está en la biografía de Heisemberg. Estuvo a punto de construir la bomba. ¿Por qué no la consiguió? ¿Porque no quería dársela a Hitler? ¿Porque se equivocó en los cálculos? Todo eso se investiga en la función. Finalmente, las decisiones que se toman en la vida, y más si se es un científico del calibre de estos dos, puede marcar el futuro de la raza humana.

-¿Hasta dónde influye la ética en la elección de sus trabajos?

-Siempre intento elegir los trabajos para intentar saltar lo más posible de un género a otro, de un estilo a otro, crecer como intérprete. Me interesa que las obras tengan un planteamiento que cuente algo, que diga algo con lo que yo esté de acuerdo desde el punto de vista social y político. Intento que las obras que hago, además de entretener, hagan pensar al espectador. El teatro es un espejo para que el espectador vea situaciones y se haga preguntas y, con un poco de suerte, encuentre respuestas.

-¿Debe ser el actor un activista?

-Nunca haría una función que éticamente me pareciera negativa. Lo que hay que conseguir es buenos textos que conjuguen las dos cosas: que sean entretenidos y divertidos, en el sentido amplio de la palabra, y que tengan algún mensaje, que pueda conmover.

-Es un admirador declarado de Emilio Gutiérrez Caba. ¿Cómo está siendo la preparación del estreno?

-Es que Emilio es un magnífico compañero, y Malena igual. Él es uno de los más grandes intérpretes que hay en este país, le tengo una admiración profunda. Es muy cercano y además somos amigos. Está siendo muy divertido.

-Estrenó 'El método Grönholm' en Avilés, una obra que ha marcado su carrera. ¿Cómo es su relación con esta ciudad?

-Es un lugar al que tengo mucho cariño. Tuve la suerte el año pasado de que me llamaran para participar en el aniversario de la remodelación del teatro. Me encantó venir y que pensaran en mí. Tengo una vinculación muy grande con el Palacio Valdés, he estrenado allí muchas funciones y me he sentido siempre muy a gusto. Avilés es un lugar muy especial para todos los que hacemos teatro y giras. Cuando te plantean que vienes a Avilés todos nos ponemos muy contentos porque es un lugar muy bonito, porque se come muy bien y porque además tiene un público muy entendido. Tiene una programación muy importante y están acostumbrados a ver muy buen teatro.

-¿Cómo está de salud el teatro en España?

-En cuanto a creatividad y talento, vamos muy bien. Hay gente muy talentosa y sobre todo gente joven que está movilizando muy bien los temas que se tratan. En cuanto al funcionamiento del oficio, ahí hay más complicaciones. Pero, desde que me dedico a esto, llevo oyendo que el teatro está fatal y que esto se acaba. Y ves cómo no se ha terminado. El teatro tiene ese componente de hacerse en directo y eso es una magia muy especial.

-Esa diferencia también ha abierto un debate entre el cine y las producciones que se lanzan en televisión. ¿De qué lado se posiciona?

-Hay que conseguir una combinación de las dos posturas. Se consume y se ve más cine que nunca, pero de formas diferentes: en pantallas pequeñas, en el móvil, el ordenador... Negarse a eso es absurdo. Lo que pasa es que la concentración de una sala de cine es una pena que se pierda. Cada vez que cierra un cine me da muchísima pena. Pero también hay que pensar de que debemos empezar a producir de otra manera, de hecho ya se está haciendo. Creo que hay posturas románticas que no se deben perder, pero se tiene que conjugar todo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios