Borrar
Pablo Milanés, anoche, sobre las tablas del Teatro de la Laboral. FOTOS: JORGE PETEIRO
Pablo Milanés desnuda su esencia en Gijón

Pablo Milanés desnuda su esencia en Gijón

El veterano músico repasó algunos de sus temas más personales en un concierto acústico salpicado de guiños a sus incondicionalesEl público arropó al cubano desde su salida al escenario de la Laboral y lo despidió puesto en pie

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

GIJÓN.

Domingo, 15 de diciembre 2019, 01:23

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El cubano Pablo Milanés, a sus 76 años y con un largo medio siglo de carrera a las espaldas, es leyenda de la música de América Latina, pero está lejos de resignarse a vivir de los réditos de la nostalgia. Los cuatro discos publicados el año pasado y la gira 'Esencia' que ayer le llevó al Teatro de La Laboral de Gijón son una prueba de que el cantante está en plena forma y con ganas de seguir emocionando a su público. Un formato íntimo, con Ivonne Téllez al piano, Caridad R. Varona en el chelo y el maestro recuperando la guitarra para sus directos, es el elegido para este viaje compartido por algunos de sus temas más personales y en el que van también ese puñado de clásicos que sus seguidores nunca le perdonarían obviar en un concierto.

Fue junto a su antiguo compañero de viaje Silvio Rodríguez la voz nueva de la revolución de los barbudos y hoy, mientras los viejos muros caídos se van olvidando para ver levantarse otros más altos, su esencia revolucionaria perdura en la voluntad por defender las canciones tejidas con palabras vibrantes de significado y verdad. Las suyas siempre han llegado a sus receptores por esa vía y bebiendo en las provechosas raíces de la tradición musical de su país: bolero, son, guajira, impregnadas de feeling, swing o toques de jazz latino, sus otras raíces.

El veterano trovero habla en ellas de las cosas verdaderamente importantes de la vida: los sueños rotos, el deseo, la amargura de perderlo, las heridas del paso del tiempo y las presencias cercanas que se han ido con él, de la esperanza o de la alegría de seguir despertándose cada mañana. De todo ello volvió a cantar anoche en Gijón, en un teatro casi lleno y ante un público que ya lo arropó con su complicidad desde su salida al escenario.

Tras una cálida bienvenida del respetable abrió con 'Matinal' y 'Plegaria', dos viejas perlas de su botín de emociones. Y en similar tono sonó el primer clásico: 'Si ella me faltara alguna vez', con Varona a los coros.

El timbre intacto de su voz y también su facultad de conmover seguirían en lo más alto con 'Cuando tú no estás'. Y el piano rumbearía hacia otro hit con versos de Nicolás Guillén: 'De qué callada manera'.

Después, Milanés volvió a la melancolía en 'Canción de otoño', que fue el preludio de una sorpresa con sabor asturiano: 'Alga quisiera ser', con letra del poeta Ángel González, encargo de Víctor Manuel para cantarla su Ana.

Nuevas y viejas canciones irían sucediéndose luego: 'Nostalgias', 'Ya ves' o 'En saco roto'. Y hubo también, cómo no, aplausos cómplices para 'Amor' y un tema rescatado del chileno Eduardo Gatti: 'Los momentos'.

«Se me termina el repertorio», bromeaba con sus incondicionales, y aún quedaban por salir de la chistera sus imprescindibles 'Para vivir' y 'Yolanda', que llegaron tras 'Hay' y 'La soledad'. Y todavía quedaba un bis: la bellísima 'El breve espacio en que no estás'. Y Pablo Milanés se despidió de Asturias con los honores que se le rinden a un grande: con el público puesto en pie.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios