José Luis Carrión Calero, un referente del ajedrez asturiano. LUIS MIGUEL PONCE

Se nos fue el querido José Luis Carrión

Fue un referente durante décadas como árbitro y alma mater del Ateneo Jovellanos

Lunes, 19 de abril 2021, 09:54

Se nos ha marchado el querido José Luis Carrión, un referente del ajedrez asturiano durante décadas que ofició como árbitro en numerosos torneos. Fue vicepresidente y secretario federativo muchos años y alma mater, muchos años más, de la desaparecida sección de ajedrez del Ateneo Jovellanos, uno de los clubes más fuertes en las décadas de los años sesenta y setenta del pasado siglo, en los que logró seis campeonatos de Asturias.

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En su faceta de árbitro, José Luis Carrión se hizo casi imprescindible durante décadas. Todas, o casi todas las competiciones asturianas, las dirigía él, así como los numerosos torneos que se organizaban en el Ateneo Jovellanos. Poseía la titulación de Árbitro Nacional y actuó como principal en los prestigiosos torneos internacionales gijoneses de los años cincuenta y en el Campeonato de España que se celebró en Gijón en 1971, en las instalaciones que el Centro Asturiano de La Habana disfrutaba en el gijonés Paseo de Begoña. Este torneo fue el primero que se desarrolló mediante el ahora popular sistema suizo que, por aquel entonces, se hacía a mano y suponía todo un reto para el responsable, que fue, claro es, José Luis Carrión.

José Luis Carrión en su mesa arbitral. ALFONSO DEL VALLE

En este campeonato también actuó como árbitro Luis Miguel Fernández Ponce, uno de sus grandes amigos. Ambos formaban una peña ajedrecístico-futbolística junto con José Ángel López Coto y José Luis Hevia, y otros dos ajedrecistas que también se nos han ido: Clemente Sanz y Manuel Gamero. Los seis se reunían, después de darles vida a alfiles y caballos, para ver la entonces Copa de Europa, así como los partidos de la Selección Española y los del Real Madrid.

El Ateneo Jovellanos fue el club de toda su vida. En las salas de la entidad ateneísta se le podía encontrar todos los días, según avanzaba la tarde. Allí se dedicaba a resolver problemas, su gran afición damasquinada, así como a organizar torneos. Recuerdo uno de estilo muy peculiar, que fue una invención suya. Se disputaba a un ritmo de siete segundos. Una cinta magnetofónica decía «mueven blancas» y, a los siete segundos, «mueven negras», y así sucesivamente. No se podía mover ni antes ni después y allí nos reuníamos unas cuantas decenas de trebejistas para competir y pasar una tarde muy entretenida. Y para llevarnos un regalo, porque el bueno de José Luis se encargaba de conseguir premios para todos los participantes.

En el Ateneo Jovellanos, a finales de los años setenta, formé equipo con otros dos jóvenes de entonces, Juan Antonio Corral y Javier Menéndez, junto a consagrados veteranos como Luis Gallego y Roberto Suárez. El presidente, capitán, delegado y lo que hiciera falta era, por supuesto, José Luis Carrión.

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Los últimos años estuvo apartado del ajedrez y hace unos días, a los noventa años, se nos ha marchado. Requiescat in Pace, José Luis.

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