El Círculo Gijón también gana en Pumarín

Saltaba a la pista como local el Círculo, pero no en un feudo conocido ni tan siquiera en su ciudad, aunque contando en la grada con el apoyo de sus fieles seguidores, así como de parroquianos ovetenses que no desperdiciaban la ocasión de disfrutar de un entretenido partido. Sin embargo, la filosofía y puesta en escena del conjunto gijonés no difirió en exceso de la tradicional en su pista, y ya desde el inicio comandaron en el encuentro imprimiendo su característico e intenso ritmo. Eso sí, menos tirador de tres que de costumbre, pero, con nuevos planteamientos tácticos, encontrando en el juego en la pintura de Sergio Martínez, dominando los dos aros, y en las buenas acciones de Yoeri Hoexum, buenos argumentos para la suma de dos en dos (22-18 fin 1Q).

Los tres primeros cuartos evidenciaron el dominio gijonés, con buen despliegue en el rebote, pero limitados por las perdidas de balón, y ventajas que rondaban los 5-10 puntos (Descanso 45-36, 64-58 fin 3q), eso sí, con el cuadro salmantino pegado como una lapa.

Quien cogería con más ganas el último cuarto sería el visitante Adrián Ramírez. El jugador malagueño daba un clinic en estos minutos anotando en un santiamén dos triples que igualaban rápidamente la contienda (64-64). Pero su voracidad no se saciaba agrandando su exhibición con trece puntos consecutivos que encendían las alarmas en Pumarín (66-71).

No obstante, tras tiempo muerto, recuperaba la calma el Círculo y subía un punto su intensidad para no soltar sus opciones, sucediéndose, además, alguna falta y pérdida salmantina. Se embarullaba el final del choque con una técnica al visitante Teasley Jr. y otra a al banquillo, que acabaría en descalificante, y ya colocaban de nuevo en ventaja al Círculo (79-78).

A menos de tres minutos, Samu Barros ponía la directa hacia el aro con un dribling de muchos quilates (81-78) para que, sin solución de continuidad, en un arranque de fe y de entrega, Yoeri Hoexum robase la cartera al rival nada más ponerse el balón en juego, para finalizar asistiendo el neerlandés a un L.A. Paul que anotaba dos puntos de mucho mérito, cayéndose, tras chocar contra su defensor (83-78). Las aguas volvían a su cauce y la sentencia definitiva no tardaría en llegar, después de un rebote ofensivo que valía oro de Michael Okafor, que acababa en las manos de Samu Barros, que sellaba la victoria con un fantástico lanzamiento lateral (86-81) cuando ya se descontaba el último minuto de juego. Final 90-82.

Emigración fuera de casa y partido trampa superados con éxito, lo que sumado a la derrota de Chantada sitúa al Círculo Gijón con un colchón de poder ceder dos partidos más que sus rivales en las ocho jornadas que restan.