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E. PASTOR.
Jueves, 25 de enero 2018, 00:12
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Cinco minutos mágicos, cinco minutos en los que el muro defensivo español fue una entelequia irresoluble para el cuadriculado ataque germano. Trescientos segundos en los que España robó tres balones pese a defender con uno menos y marcó a puerta vacía. Un mágico inicio de la segunda mitad que decidió un partido en el que los 'Hispanos' tomaron camino directo hacia las semifinales (27-31). Espera Francia mañana. Lo que venga será un premio. Tras la derrota ante Eslovenia todo pintaba mal, pero este equipo ha sabido sobreponerse a las adversidades y, olvidándose de rotaciones y repartos equitativos de minutos, supo jugar con una seguridad pasmosa el partido más trascendental de este Europeo de Croacia. De la importancia del partido fueron buen botón de muestra los primeros minutos, con dos equipos temblones en ataque y fiándolo todo a la fortaleza defensiva.
En el tramo final, los alemanes, desesperados, lo fiaron todo al correcalles, al intercambio de goles, a porfiar para que España cometiera errores y limar la ventaja. Dos paradas de un inconmensurable Rodrigo Corrales y dos acciones de Álex Dujshebaev mantuvieron el marcador a la prudente distancia como para que los espigados germanos entendieran que esta vez se habían quedado sin semifinales.
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