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N. GUTIÉRREZ / S. MENOR
AVILÉS.
Martes, 25 de septiembre 2018, 00:18
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La rápida y eficaz intervención de dos directivos del Navarro el pasado domingo resultó providencial para evitar que un aficionado del Lenense sufriera daños mayores tras perder el conocimiento y golpearse con fuerza en la cabeza. Miguel Ángel González Sánchez y Teodoro Ramón Pozo Muñiz estaban en la cafetería del campo Aptelo El Sotón de Pola de Lena cuando Florentino Vázquez Gandoy, de 67 años de edad y socio del equipo local, se desplomó debido a un fuerte bajón de tensión.
Cualquiera en su lugar se hubiese llevado las manos a la cabeza o paralizado, pero Teo y Miguel demostraron ser de otra pasta. Con experiencia en la Cruz Roja, el primero como voluntario y el segundo como conductor y técnico de ambulancia, tras realizar allí el servicio militar, no demoraron una respuesta para intentar reanimar a Florentino. «Yo me fui directo a los pies y Teo a la cabeza», explicaba ayer Miguel. «Elevé las piernas y Teo comprobó el pulso y cuando vimos que tenía nos tranquilizamos, porque en un primer momento nos temíamos que fuera un infarto». Afortunadamente, el veterano socio del Lenense comenzó a reaccionar a «los golpecitos en las mejillas que se deben dar» y minutos después «comenzó a preguntar qué le había pasado».
Por precaución, «le desabrochamos un poco la camisa, le colocamos la nuca y pedimos un collarín al utillero del Lenense, porque al caer se hizo un importante chichón en la parte superior de la cabeza y una brecha en la nuca, así que había que tener cuidado para no provocarle una lesión mayor en caso de un traumatismo», desgrana Teo.
Realizados los primeros auxilios, Florentino fue trasladado al hospital Álvarez Buylla de Mieres, donde concluyeron su recuperación el mismo domingo. Acostumbrados a este tipo de episodios, los directivos del Navarro hacen hincapié en «la importancia de conocer lo básico de los primeros auxilios. En los colegios y en los clubes deportivos deberían enseñar a los críos este tipo de cosas, porque hoy en día es habitual encontrarse con casos como el del domingo y es importante saber reaccionar y ayudar».
Pero la historia del ángel de la guarda de Teo Pozo no se queda ahí. El directivo del Navarro no solo ha tenido experiencias ayudando a personas que se sentían indispuestas, sino que él mismo sufrió un infarto hace un año. «Estaba en casa, empecé a notar los síntomas y bueno, hice lo que más o menos sabía que debía hacer. Provoqué el vómito para que el diafragma hiciese contracciones y una vecina llamó al 112. Me llevaron directamente al Oviedo, estuve unos días en la UCI y tengo colocados dos stents». ¿Tus conocimientos te salvaron la vida? «Muy probablemente sí», concluye.
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