Borrar

Encuentro de las aficiones del Oviedo y del Sporting en el Tartiere

elcomercio.es

Sábado, 17 de noviembre 2018, 18:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Las aficiones del Sporting y el Oviedo vivieron su particular rivalidad desde varias horas antes del choque. Por cuestiones de seguridad, al ser considerado el partido de 'alto riesgo' por la comisión antiviolencia, no tuvieron posibilidad de mezclarse y eso evitó incidentes.

Los aficionados rojiblancos se tomaron con filosofía y cierta resignación la espera antes de emprender viaje por carretera. Un trayecto corto pero que resultó largo como si viajaran en avión. En torno a las cuatro de la tarde, el millar de aficionados que iba a viajar a la capital se concentraron en torno a El Molinón. En el aparcamiento se alineaban los autocares que iban a conducirles hacia el Carlos Tartiere. El numeroso operativo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado actuó con celo y realizó un registro pormenorizado a cada uno de los seguidores, alguno de los cuales mostró su sorpresa por el exhaustivo control previo al viaje. «Si me dicen que me van a tener encerrado cuatro horas antes del partido, yo no vengo», se escucha entre varios miembros del dispositivo de seguridad, reforzado para esta ocasión con agentes procedentes de Galicia.

No fueron pocos los aficionados disgustados por la condiciones impuestas para el desplazamiento más corto del curso. Algunos, incluso, reconocían viajar a «regañadientes». «Cuando compramos la entrada ya sabíamos que esto iba a ser así pero muchos de los que estamos aquí lo hacemos por el Sporting», señala Luis Fernández, fiel seguidor rojiblanco. Unipes, por ejemplo, decidió desligarse de este viaje al no estar de acuerdo con las condiciones impuestas a 'La Mareona'.

En torno a las cinco de la tarde arrancan los motores y los autocares abandonan Gijón por la rotonda de La Guía camino de Oviedo a donde llegaron media hora después. Un coche de la Policía local abre el camino al convoy, que desembarcó en el Carlos Tartiere sin incidentes. Cánticos contra el eterno rival y el himno del Sporting a pleno pulmón, mientras cae la tarde en la capital del Principado.En la puerta del estadio nuevos controles que ralentizan el acceso de la afición. «Ahora, ahora Quini ahora», se escucha entre los primeros aficionados que van ubicándose en la zona destinada para la afición rival.

A varias calles de distancia, se escuchan las explosiones provocadas por los petardos que lanza la hinchada azul. Es día de fiesta. En torno al hotel de concentración del Oviedo se agolpan los aficionados oviedistas, tiñendo de azul el trayecto que conduce desde el Calatrava hasta el estadio.

La primera ovación de la tarde llegó acompañada de cierta guasa. Su destinataria fue una pareja de recién casados que salió por la puerta del hotel, donde los empleados colgaban un gran cartel de ánimo hacia el equipo. El llamamiento de la Aparo para que no se concentrasen exclusivamente a las puertas del hotel surtió efecto y los seguidores se diseminaron a lo largo del recorrido del autocar, con un gran núcleo de seguidores ubicados en la plaza de Pedro Miñor, donde se escuchaba con asiduidad el ruido de la pólvora

Superadas las seis, la afición trató de amenizar la cuenta atrás con cánticos de apoyo a su equipo y otros enardeciendo la rivalidad con el conjunto gijonés. Han pasado casi dos décadas desde su marcha del banquillo del Carlos Tartiere, pero la impronta de Luis Aragonés en la capital del Principado continúa entre los seguidores azules, que la reflejaron en una pancarta. «Luchar y luchar, y volver a luchar. Somos el Real Oviedo»

La expedición azul hace el camino hacia el autocar en medio de un gran pasillo cubierto por el humo de las bengalas y los grítos de ¡Oviedo! ¡Oviedo! No faltan las alusiones a la testiculina y las ansias para doblegar al eterno rival. Los jugadores devuelven el apoyo con gestos hacia el público.

El trayecto hasta el estadio, a pesar de ser corto en metros, se hace eterno en tiempo. Resulta difícil para el autocar que lleva al equipo avanzar, por mucho empeño que ponen los agentes que sirven de escoltas y que se encargan de abrir el paso. El fuego de las bengalas ilumina el camino con la noche ya desplomada sobre Oviedo. Con una atmósfera belicosa en la curva de la penúltima rampa de acceso al estadio, copada por las bengalas, trató la afición azul de terminar de motivar a sus jugadores, que correspondían a ese aliento con palmadas desde el interior del autocar a las lunas laterales

Partido de las grandes ocasiones y aficiones a la altura, a pesar de que el duelo, coinciden, vale más de tres puntos. Por algunas horas, se aparca el enfado por la situación deportiva. En el horizonte solo hay un objetivo: ganar al eterno rival. La afición firmó tablas en su particular duelo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios