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El exárbitro Jesús Ausocua Sanz ha fallecido este miércoles a los 89 años según ha informado la Federación de Castilla y León de Fútbol. Colegiado de máxima categoría entre 1976 y 1982, el trencilla vallisoletano dirigió 63 partidos en Primera División, aunque posiblmente ninguno tan recordado como el que enfrentaba a Sporting y Real Madrid en El Molinón en la temporada 1979-80. Su actuación aquel día acabó provocando uno de los gritos más conocidos de los campos españoles: «Así, así, así gana el Madrid».
Era el 25 de noviembre de 1979 y los blancos visitaban Gijón para medirse al glorioso Sporting. Quini, Enzo Ferrero, Mesa, Joaquín o Cundi fueron de la partida de aquel equipo que venía de terminar en segundo puesto la temporada anterior. Juanito, Camacho, Pirri y Santillana eran algunas de las estrellas del equipo blanco, vigente campeón de liga. Los blancos llegaban colíderes con 16 puntos a aquella jornada 11, empatados con la Real Sociedad. Con uno menos, el Sporting se jugaba adelantar a los blancos si vencía.
La rivalidad entre dos de los principales contendientes al título se hizo palpable desde el pitido inicial. Y en los primeros compases iba a llegar la jugada que marcaría aquel choque y que daría origen a uno de los cánticos más extendidos por los campos de fútbol de España desde entonces. Ferrero encara a San José en el minuto seis. Autopase, San José suelta el codo e impacta en la cara del rojiblanco abriéndole una brecha. El árbitro, Jesús Ausocúa Sanz, señala la falta, pero se percata de que Ferrero, en su ira, ha empujado a San José y le muestra la tarjeta roja al extremo argentino rojiblanco. El público no entiende nada y observa atónito como un Ferrero con la cara ensangrentada tiene que abandonar el terreno de juego dejando a su equipo en inferioridad. Llueven las almohadillas y el partido tarda más de cinco minutos en reanudarse. En los vomitorios de El Molinón surge un cántico que pasará a la historia: «Así, así, así gana el Madrid».
El encuentro se reanuda pero el templo del Sporting es ya una caldera. El ruido cada vez que la toca San José es ensoredecedor y se percibe desde las casas de toda España. El partido, tras muchos tira y afloja, se retransmite en abierto y ese sábado son varios millones de españoles los que ven el duelo desde su televisor. En el minuto 31, el Madrid se adelantaría con un gol de Quini en propia puerta tras la salida de un saque de esquina. Solo siete minutos después, Vujadin Boškov —entrenador del Madrid— retira del terreno de juego a San José, por miedo a que lo expulsen. Joaquín iba a igualar el partido para el Sporting cuando aún quedaba toda la segunda parte por jugar.
El marcador ya no se movería en una segunda parte sin mucho fútbol, pero de alto voltaje. El Molinón, encendido, protestaba una y otra vez las jugadas que el árbitro sancionaba a favor del Madrid. Los blancos, visto el asunto, dieron por bueno el empate y el partido acabaría 1-1. El Madrid iba a ganar aquella liga. El Sporting, aunque entonces no lo sabía, acabaría la temporada 79/80 a catorce puntos de los blancos, en una meritoria tercera plaza.
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