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Jairo, en Gijón, donde tiene fijada su residencia. Arnaldo García

Jairo Álvarez: «Lo que busco es tranquilidad, todo lo contrario a lo que viví como futbolista»

Tras varios años «desconectado» del balón, Jairo Álvarez debuta como entrenador al frente del Soto del Barco para «disfrutar»

Martes, 4 de agosto 2020, 12:20

«Estaba totalmente desconectado del fútbol. Después de haber vivido tantos momentos no muy buenos acabé bastante saturado, pero estoy ilusionado por vivir la experiencia del banquillo», confiesa Jairo Álvarez (Avilés, 1986), que la próxima temporada se estrenará como entrenador a las riendas del Soto del Barco. Aunque contaba con el título de Nivel II, hace unos meses no estaba en sus planes el paso a la pizarra, pero el exmediapunta retomará su vínculo con el balón ligado a sus raíces, en el pueblo de su padre y sus tíos, con dos de sus primos en la plantilla.

Muy precoz en su llegada al fútbol profesional al vivir su bautismo en competición oficial con el primer equipo del Oviedo a los dieciséis años, el castrillonense, que también puso su creatividad en Segunda División al servicio del Sporting y el Alavés, padeció la vertiente más amarga del deporte, víctima de las graves lesiones de rodilla que provocaron el punto final de su carrera antes de su trigésimo cumpleaños. «El traumatólogo que me operó por cuarta vez me dijo que si no dejaba el fútbol iba a tener una prótesis en dos años», recuerda sobre ese momento de colgar las botas en 2015, cuando se inició un distanciamiento de los rectángulos de juego que finalizará para regresar a la esencia más pura, «por entretenimiento» y en una categoría impulsada por la pasión como la Segunda Regional.

«Lo que busco realmente es que me dé tranquilidad, todo lo contrario a lo que viví en mi etapa como futbolista», asegura el exmediapunta, que hace hincapié en que «esta experiencia es meramente por afición». Con la incertidumbre de si los rebrotes permitirán su debut en los banquillos, Jairo se muestra «agradecido» al Soto del Barco por la oportunidad e intenta abocetar junto al club la planificación de la campaña. A día de hoy no cree que vaya a ligar toda su vida a la pizarra y define el nuevo camino que emprende como «una etapa más», aunque sabe por experiencia que todo lo que rodea al fútbol da muchísimas vueltas y no permite demasiados planes a largo plazo.

La huella de Preciado

En más de una década de trayectoria que concluyó en el Suárez Puerta, Jairo se empapó de los métodos de entrenadores de diverso perfil y su deseo es sacar provecho de «lo mejor de cada uno dentro de las circunstancias». «Preciado fue el mejor que tuve con diferencia, pero sobre a todo a nivel personal», expone mientras elogia la habilidad del malogrado técnico cántabro en la compleja labor de la gestión del grupo. «Es otro tipo de fútbol y otro tipo de ambiente, pero aquí todo el mundo también querrá jugar y son detalles que hay que saber manejar», señala el exmediapunta, que en su paso al otro lado de la línea de cal tratará de encontrar un equilibrio entre su perfil asociativo y los mimbres de los que tendrá a su disposición.

«Me gustaban los entrenadores que apostaban por el toque, también porque se asemejaba a mis cualidades, pero jugamos en un campo de arena y en Segunda Regional. Me tendré que adaptar a las condiciones», asume. «Qué más quisiera que tener a un pequeño Barcelona, pero hay que amoldarse a lo que hay», concluye.

«Necesitábamos a alguien que nos diese un poco de ilusión», señala Álvaro Vázquez, mediocentro del conjunto sotobarquense, que está ayudando a su nuevo entrenador en el proceso de configuración de la plantilla. El centrocampista recuerda que en la búsqueda del nuevo inquilino para el banquillo anhelaban un perfil que aunase conocimientos y juventud. Internacional con la Selección Española Sub 17 y con más de doscientos partidos en Segunda B, Jairo colmaba con creces esas pretensiones y sus vínculos con el pueblo facilitaron que decidiese tomar los mandos.

El exmediapunta, que había declinado anteriormente una propuesta para entrenar en la cantera del Gijón Industrial al estar volcado en su labor como sanitario, dio el sí en un encuentro en Salinas y desató la esperanza en el equipo sotobarquense de cara al nuevo curso. «Vivió muchas situaciones diferentes y sabrá cómo llevar el vestuario», afirma Álvaro Vázquez, que confía en que el nuevo técnico suponga un aliciente a la hora de incorporar jugadores en un club que cuenta con la desventaja de disputar sus partidos como local en uno de los pocos campos de arena que se mantienen en el Principado.

«Mi idea es hacerlo bien para devolver al Soto del Barco la confianza que me ha dado», proclama Jairo. Su propósito es que tanto él como sus jugadores intenten «disfrutar» para «poder hacer una liga digna y contar con un equipo que salga todos los domingos a competir».

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