Interior investiga la cita entre ultras

Después de que se haya desvelado que la Policía conocía la cita entre ultras del Frente Atlético y de Riazor Blues para pegarse «a mano abierta» la mañana del domingo en los alrededores del Calderón, el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció este miércoles la apertura de una investigación para determinar si es cierto o no que las Fuerzas de Seguridad sabían que se iba a producir un encuentro entre radicales. «No hay ningún documento oficial en el que se acredite que se tenía conocimiento de la quedada, pero como hay versiones contradictorias, he ordenado que se investigue. La Jefatura de Madrid y la Dirección General de Policía me han informado de que no hay ningún informe oficial, pero como han salido esas informaciones, hay que investigar ese asunto», insistió Fernández Díaz.

El titular del Ministerio de Interior adoptó tal decisión dos días después de que el diario El Mundo asegurase que la Policía fue advertida de que los radicales del Atlético y del Deportivo habían concertado una pelea previa al partido del domingo y de que el martes algunas fuentes policiales confirmasen que los servicios de Información detectaron un mensaje, vía WhatsApp, enviado dos semanas antes. En dicho mensaje, los responsables de ambos grupos extremistas se citaron para una batalla agresiva, en teoría, sin armas blancas ni objetos contundentes.

También la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, ha insistido en que «la Policía no estaba alertada de que hubiera una quedada con ultras», pero el ministro de Interior al menos ya se ha visto obligado a reconocer, ante la alarma social generada por la muerte de un hincha del Deportivo, que «algo ha fallado en el protocolo de comunicación» entre los Cuerpos de Seguridad. «Pero, sobre todo, lo que ha fallado es que tenemos violentos», puntualizó Fernández Díaz en una entrevista en Telecinco, donde el ministro garantizó que el Gobierno «exigirá un estricto cumplimiento de la ley para erradicar a los violentos del ámbito del deporte».

Fernández Díaz reconoce que «los clubes, en general, no han sido lo contundentes que tenían que haber sido a la hora de erradicar a los violentos de su seno». También destaca que tanto el Atlético de Madrid como el Deportivo «han reaccionado muy bien, aunque ojalá lo hubiesen hecho antes», después de que el club rojiblanco haya decidido expulsar a los ultras implicados en la reyerta mortal y romper su relación con el Frente, al que da de baja como peña oficial, y de que el blanquiazul tan sólo haya decretado el cierre «simbólico» de la grada de los Riazor Blues durante dos partidos.

«No nos vamos a conformar con eso», aseguró quien considera que, después de tanta permisividad del fútbol español con los violentos, es obligatorio un cambio de rumbo institucional. «Después de los ocurrido el domingo, debe haber un antes y un después y exigencia a los clubes de no pueden seguir mirando para otro lado, porque hay muchos violentos que se amparan en sus vinculaciones con el fútbol y se consideran la vanguardia de la afición de esos clubes», admitió.

El ministro, que estima que «es injusto» que se cuestione la labor de la Policía por no intentar evitar la batalla campal que se saldó con el crimen de Francisco Javier Romero Taboada, explicó el proceso qué culminó en Antiviolencia (comisión mixta formada por Interior y Educación, Cultura y Deporte), que no calificó de «alto riesgo» el partido Atlético-Deportivo, pese a las sospechas de que al menos un autobús con ultras del Deportivo se iba a desplazar a Madrid. «Existe un coordinador de Seguridad en los clubes. Es un policía, que se encarga de enviar las informaciones al coordinador de Seguridad del club rival y lo comunica a la Oficina Nacional del Deporte (OND), encuadrada en la Comisaría General de Seguridad Ciudadana de la Policía. En base a esos informes, se envían a la Comisión Antiviolencia, que es la que hace la evaluación y determina si el partido debe ser o no de alto riesgo». Algunas fuentes oficiales aseguran que el informe elaborado, y en el que supuestamente debería haberse reflejado la 'macroquedada' entre ultras, «no fue lo suficientemente exhaustivo».