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Messi anota el primero de sus tres goles.
Messi celebra por anticipado su quinto Balón de Oro
19ª jornada

Messi celebra por anticipado su quinto Balón de Oro

El triplete del argentino determinó un partido en el que el Barça se divirtió ante un frágil Granada

Ignacio Tylko

Sábado, 9 de enero 2016, 02:40

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Nada mejor para cambiar el signo de una actualidad, marcada por los líos ante el eterno rival de la Ciudad Condal, que brindar un buen espectáculo y golear. Y eso fue lo que hizo un Barça notable ante un Granada ramplón en una cita en la que Leo Messi celebró de forma adelantada con un triplete el quinto Balón de Oro con el que, salvo sorpresa mayúscula, será premiado este lunes en la gala de la FIFA en Zúrich. Fueron cuatro pero pudo ser una goleada de escándalo en un duelo en el que los azulgrana carecieron de rival pero dieron la sensación de no querer humillar a su adversario.

Presumió Luis Enrique de que la mejor fórmula para evitar broncas y polémicas es callar. Además, quiso trasladar el debate a lo meramente futbolístico al apostar por un equipo inédito en el que dio descanso a fijos como Dani Alves, quizá castigado por sus ataques generalizados al periodismo deportivo, Mascherano, Busquets e Iniesta. Situó en el eje del centro del Sergi Roberto, un joven en constante progresión geométrica y que sirve para todo porque tiene clase, dinamismo, pase rápido, visión periférica e inteligencia táctica, y dio la alternativa en Liga a Arda Turan y a Aleix Vidal, los ansiados refuerzos invernales porque ambos son de plenas garantías y permitirán más rotaciones y descansos controlados.

El turco ya debutó en el desagradable derbi copero ante el Espanyol, pero si entonces lo hizo de interior derecho, ante el Granada actuó escorado a la izquierda y con menos obligaciones en el repliegue. Interminente, el genial exjugador del Atlético conectó por momentos de maravilla con Messi, Luis Suárez y Neymar, el mejor ataque del momento sin discusión alguna, por más que les pese a los defensores de la BBC madridista. Discontinuo y anárquico, Arda es un portento técnico al que le viene como anillo al dedo el elegante estilo del Barça, mucho menos físico que el equipo del Cholo Simeone.

Dio la sensación de que el turco llevaba toda la vida jugando en el Barça. No participó mucho, pero dominó el tiempo y el espacio sus pases fueron puro arte. Como el que le brindó a Messi para que el argentino abriera al marcador, a los 8 minutos de encuentro, más bien un monólogo del Barça. Ya había avisado antes Jordi Alba en una acción que recordó a su gol en la final de la Eurocopa celebrada en Kiev. Esta vez, empero, el profundo lateral azulgrana erró en la definición.

Espacios para el disfrute

El Barça se gustaba ante un rival de José Ramón Sandoval que, ciertamente, ofrecía todo tipo de facilidades. El técnico dispuso de una defensa de cinco que, en realidad, fue de tres porque Édgar y Biraghi, los dos carrileros, no taparon apenas. Los integrantes de la MSN jugaban a su antojo, hallaban espacios infinitos y mostraban al público pases extraordinarios. Daba gusto verles, aunque con frecuencia se exceden en el disfrute en lugar de noquear a los adversarios.

El segundo gol, antes de cumplirse el primer cuarto de hora, fue soberbio. Participaron los tres del ataque y destacó la asistencia al primer toque del ariete charrúa a Messi, que estaba algo escorado pero ello no fue óbice para que el rosarino marcase a portería vacía. Las ocasiones del Barça se sucedieron a lo largo de un primer tiempo en el que los granadinos apenas vieron el balón. Sufrieron, impotentes, como los azulgrana eran dueños absolutos de la posesión, del dominio y de las opciones de gol. Un disparo desviado de Rochina desde la frontal, ya cerca del descanso, fue la única ocasión en la que los nazaríes se aproximaron con cierto peligro a Claudio Bravo.

Sandoval trató de modificar su fallido plan al introducir a Mainz en la segunda mitad, retirar a Krhin y volver a un dibujo más clásico. Fue un grupo mejor colocado y, por ende, menos desorientado. De todos modos, incluso con el pie levantado del acelerador y jugando a un ritmo que evitaba cualquier desgaste, el Barça gobernaba a su antojo la plácida tarde. Más por la pura inclinación del campo que por ahínco de los culés, llegó el tercero. Lo marcó Messi casi sin querer, después de que el palo rechazase el remate sutil de Neymar en otra bella acción en la que Arda dejó pasar el balón entre sus piernas. Con todo resuelto, Luis Enrique hizo salir a Alves, que se llevó una ovación mayoritaria de su afición, y dio descansos a Aleix Vidal y Arda, aún faltos de ritmo en sus piernas porque entrenarse no es lo mismo que competir. Un dato para concluir, más allá de la guinda colocada por Neymar. Después de tanto lío a costa de la dureza espanyolista, el colegiado Velasco Carballo fue de lo más severo con los granadinos, cargados de tarjetas en una cita de guante blanco para el campeón.

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