Las dos patrias del 'loco' de Timisoara

Su padre, ya fallecido, empuja espiritualmente y dota de la fuerza necesaria desde arriba a Cosmin Contra (Timisoara, 1975), el conductor de la selección rumana que este jueves se medirá a España en choque de clasificación para la Euro 2020. El viejo Vasile trazó ese carácter aguerrido e inconformista de Contra desde que con 14 años le situó en el foco del movimiento democrático rumano, le hizo partícipe de la primer gran revuelta popular en 'la pequeña Viena' contra el sátrapa Nicolae Ceausescu. «Me junté con 300.000 personas en la plaza más grande de Timisoara. Aunque en aquellos levantamientos murió mucha gente en mi país, valió de algo, fue espectacular. Acabamos con la dictadura comunista en 1989», recuerda con frecuencia este viejo conocido de la afición española -posee también la nacionalidad de este país- al desgranar los episodios que jalonan su trayectoria vital y deportiva.

Exhibió ese fuerte carácter como futbolista y también al frente de los banquillos. «Un entrenador tiene que ser uno de los líderes saber transmitir sus ideas a los jugadores. Cada partido tiene que ser dramático. Hay que correr hasta que te salga sangre por la nariz y tengas que pedir el cambio», llegó exclamar cuando aterrizó en el Getafe para reemplazar a Luis García Plaza y salvarle del descenso. «¡Hay que salir del campo en ambulancia y con oxígeno por darlo todo!», enfatizó, hiperbólico, tras una derrota.

Retirado hace casi nueve años, formó parte del Alavés de Mané que perdió la final de la UEFA ante el Liverpool, fue elegido mejor lateral derecho europeo en 2001, se forjó en el Atlético y formó parte de aquél enorme Getafe que llegaba a finales de Copa. Tras foguearse en el Petrolul Ploiesti, el Timisoara o el Fuenlabrada, acudió en 2014 al rescate de su Getafe, con el que jugó contra Ramos y Busquets, por unos meses no compartió vestuario azulón con Parejo y entrenó a Sarabia.