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Craviotto muestras las medallas que ganó en los Juegos de Pekín, Londres y Río.
Craviotto mira de reojo a Tokio

Craviotto mira de reojo a Tokio

El doble medallista en Río afirma que «es pronto para pensar en la próxima cita olímpica», aunque reconoce que «el cambio de distancias en las pruebas «me favorece»

ÁNGELA S. CIFUENTES

Jueves, 25 de agosto 2016, 00:18

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Las dos medallas que Saúl Craviotto conquistó en Río valen 105.000 euros. Según la tabla de premios del Comité Olímpico Español, el oro cosechado por el piragüista ilerdense, aunque afincado en Gijón desde 2007, lleva consigo una recompensa de 75.000 euros y el bronce 30.000. Es, sin duda alguna, la recompensa a las miles de horas de esfuerzo y durísimo trabajo en el embalse de Trasona, el centro de operaciones del campeón, que le ha permitido regresar de la cita brasileña como uno de los deportistas olímpicos más laureados de toda la historia. A sus dos preseas en la ciudad carioca hay que sumar el oro de Pekín 2008 y la plata en 2012.

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  • Vídeo de la entrevista en ELCOMERCIO.es

El palista y policía nacional quiso compartir con los gijoneses su oro y su bronce de Río, dos medallas que suponen mucho en su carrera. «Fue una sorpresa conseguir estos dos títulos. Me he superado a mí mismo y es lo que más valoro», confesó ayer el campeón olímpico durante un encuentro con los periodistas en la sede de Astur Wagen, en Gijón.

Aún emocionado por el recibimiento que el día anterior le tributaron sus amigos, familiares y compañeros a su llegada al aeropuerto de Asturias -«nunca lo voy a olvidar», asegura-, afirmó que las medallas que se trae de Brasil «tienen sello asturiano».

Y es, precisamente, cuando habla de Trasona cuando más afloran sus sentimientos. Mira a sus medallas y recuerda todas las horas que ha echado en el embalse, en compañía de su compañero de K-2, Cristian Toro, los días de lluvia, granizo, el frío que atenazaba cada una de sus articulaciones, de muchas lágrimas por el esfuerzo... «Estas medallas han sido forjadas en Trasona», reiteraba el piragüista, emocionado.

Con las de Río, Saúl Craviotto se ha colgado ya cuatro medallas, el mismo número que tienen Mireia Belmonte y que, antes de retirarse, consiguieron Andrea Fuentes, Joan Llaneras y Arantxa Sánchez Vicario. David Cal, con cinco preseas en tres Juegos, es el 'rey' del medallero olímpico. Y, con Tokio 2020 en el horizonte, la pregunta a es obligada: «¿Récord? Yo no pienso en récords, ni en superar a nadie, sino en luchar por lo mío».

Saúl no quiere pensar en la próxima cita olímpica. La de la capital japonesa sería su cuarta participación olímpica, pero «se me hace muy cuesta arriba pensar ahora en Tokio, pero todo puede ser, aunque es muy pronto aún».

No obstante, sí reconoce que mira de reojo a 2020. Le motiva la modificación de las distancias de las pruebas: desaparecen las de 200 metros (en Brasil ganó el oro en K-2 en esta distancia y el bronce en K-1) y se disputarán sobre 500 metros. «Si al final se toma esta decisión, es un aspecto que me favorece. Quien haya pensado en ello no quiere que me retire», bromeaba ayer Saúl. «Me siento muy cómodo en esta distancia, ya que puedo rendir mucho más. Con el tiempo uno va perdiendo explosividad en las carreras, pero gana en resistencia.

Éxito del piragüismo

Al margen de sus logros personales, Saúl Craviotto destaca los del equipo olímpico español. «El papel del piragüismo español en Río ha sido sensacional. Todos hemos participado en finales», insistió.

Para Craviotto el secreto del éxito está en el duro trabajo que se hace a diario y en la calidad de los técnicos españoles, como su entrenador Miguel García. «Me ha enseñado muchas cosas y para mí es el mejor entrenador del mundo», comenta mientras mira emocionado las medallas.

Ahora, Saúl Craviotto solo piensa en descansar y disfrutar de su familia, con su esposa, la gijonesa Celia García, y su hija de año y medio, Valentina. «Quiero tomarme dos meses sabáticos, sin tocar la piragua. Disfrutar de mi familia y luego ya pensar en un nuevo proyecto. Me sentaré con Miguel -su técnico- y valoraremos lo que tenemos encima de la mesa», confiesa el palista olímpico.

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