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España apunta a medalla
Europeo de balonmano

España apunta a medalla

Los Hispanos se meten en semifinales y pelearán por revalidar el título de campeón de Europa después de derrotar a Bielorrusia

eloy de la pisa

Valladolid

Lunes, 20 de enero 2020, 06:57

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España será de nuevo semifinalista del Europeo. Falta saber si como primera o segunda de grupo, que lo decidirá el partido de mañana contra Croacia (16:00 h, TDP), pero sea en el lugar que sea, se tratará de la quinta vez consecutiva que la talentosa generación comandada por Raúl Entrerríos, Viran Morros y Julen Aginagalde se plante en disposición de tocar metal. Un logro brutal del que casi nadie, por no decir nadie, puede presumir en Europa. Y lo hizo derrotando a Bielorrusia, con diez jugadores de Champions en sus filas y una primera línea de lanzadores extraordinaria. Pero los Hispanos supieron corregir errores y tirar de oficio en los momentos malos.

Le costó mucho, pero mucho, a España entrar en el partido. Los datos, esos que no se discuten, señalan que tardó casi cuatro minutos en marcar el primer gol y que en 600 segundos acumuló cuatro pérdidas de balón. Los Hispanos estaban dormidos, y algo había que hacer para despertarlos. Porque el problema no solo era el ataque. En defensa el aguerrido 6-0 habitual era un coladero ante los antiaéreos de que disponen los bielorrusos más allá de la línea de nueve metros. Aquello no funcionaba.

Bielorrusia

Saldatsenka (6 p.), Kishou, Brouka, Kulesh (6), Shylovich (1), Pukhouski (1), Nikulenkau (1), Shumak, Yurynok (3), Baranau (1), Lukyanchuk (2), Padshyvalau (1), Karalek (3), Vailupau (8, 3 de penalti), Bokhan y Gayduchenko (1).

28

-

37

España

Pérez de Vargas (15 paradas), Corrales, Maqueda (6), Ángel Fernández (6), Raúl Entrerríos (2), A. Dujshebaev (5), Sarmiento (1), Aginagalde (1), Solé (8, 3 de penalti), Figueras, Cañellas (1), Morros, Aleix Gómez (5, 3 de penalti), Ariño (1), Guardiola y Iosu Goñi (1).

  • árbitros Los portugueses Santos y Fonseca. Expulsaron por tres exclusiones al jugador de bielorrusia Artsem Karalek (m.43). Toda la permisividad que mostraron en el Croacia-Alemania la olvidaron en el encuentro. Erráticos en los criterios y desentendidos de las faltas en los bloqueos del pivote.

  • Marcador cada cinco minutos 3-2, 6-5, 8-8, 11-12, 14-15 y 16-17 (Descanso) 19-21, 20-25, 22-28, 24-31, 25-34 y 28-37 (Final).

  • incidencias Encuentro correspondiente a la tercera jornada del grupo I de la segunda fase del Europeo de Suecia, Austria y Noruega disputado en la Stadthalle de Viena ante unos 8.000 espectadores.

Transitando por el minuto 12 los rivales miraban por el retrovisor a los españoles y Jordi Ribera valoraba opciones cuando un intento de lanzamiento de Jorge Maqueda fue contestado por su par con un golpe en la cara que le provocó sangre. Los árbitros no quisieron saber nada de una exclusión flagrante, pero la herida forzó el cambio de Maqueda, la salida de Álex Dujshebaev y el cambio a 5-1 en la defensa. Y se obró la resurrección.

Con el adelantado cerrando líneas de pase los bielorrusos se cortocircuitaron, España tomó el mando y empezó a imponer el ritmo. Pero el balonmano tiene algo de ajedrez, y Chevtsov replicó el movimiento de Ribera colocando tres centrales en ataque y diluyendo así la defensa. Bielorrusia recuperó terreno y apretó en defensa, en especial por el centro. España empezó a enfrentarse a sus fantasmas y, por momentos, la seguridad parecía flaquear. Los extremos, ciertamente, junto al pivote mantenían el tono en ataque, pero la primera línea hispana daba la sensación de estar gripada en muchos instantes.

Jordi Ribera tuvo que tocar las piezas mentales de sus jugadores en el descanso, porque sus chicos salieron con una actitud totalmente distinta en la reanudación, al punto que lograron deshacer la armadura bielorrusa por la zona central, la teóricamente más sólida. Y todo fue cuestión de combinar el ataque con más velocidad, más precisión, forzar exclusiones y la presencia de Pérez de Vargas. El portero amargó durante los minutos necesarios a los lanzadores bielorrusos y dio a sus compañeros el necesario margen para poner metros de distancia en el marcador.

Tranquilos ya en la zona defensiva, agotándose poco a poco los adversarios lastrados por su mucha menor profundidad de banquillo y por el tremendo esfuerzo defensivo de la primera media hora, España fue consumiendo minutos con el oficio del veterano y la sapiencia de los buenos jugadores. El 23-28 al paso por el minuto 45 era un margen que rebosaba calma y que permitía, con la prudencia debida, empezar a pensar en Croacia y en la lucha por las medallas.

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