«Se percibe un gran entusiasmo con la vuelta del deporte al Grupo»

Iván Pidal, médico coordinador de atención primaria, directivo y jugador de hockey, señala que desde el primer día del estado de alarma se realizó el mantenimiento de instalaciones, el personal trabajo telemáticamente y luego, para entrar al Grupo, se tomó la temperatura a los socios. Sobre su experiencia en la pandemia se siente «orgulloso» de la implicación de los sanitarios desde médicos al personal de limpieza, pasando por administrativos, «todos arrimaron el hombro». Espera que las competiciones empiecen septiembre si no se produce un rebrote. «Corremos riesgo de que se reproduzca y en el verano bajará, aunque en octubre pueden aumentar los contagios, pero debemos seguir firmes, no superamos aún esta situación», avisa.

Su hermano Diego Pidal, coordinador del Centro de Salud Parque de Somió como médico de familia y exjugador de hockey, destaca la gestión que se hizo desde el Grupo, «todo por el libro» durante el periodo de desescalada para que, al final del verano, «puede estar a pleno rendimiento». Relativo a su experiencia en esta crisis sanitaria dice que «todo el personal se entregó sin pedir nada a cambio» y precisa que «lo pasamos mal a principio, porque pensamos que podía ser como en Madrid».

Martín Cueto, jugador del equipo de Primera de hockey y licenciado en Medicina, trabajó desde marzo en el Centro Médico de Langreo. Pone de relieve que en el Grupo se llevó bien el camino hacia la normalidad al respetar al pie de la letra las indicaciones del BOE. Cree que en septiembre se podría utilizar al 100% el club con las medidas de seguridad necesarias. De sus vivencias en la pandemia relata que «hubo momentos muy duros», sobre todo con algunos rebrotes que se tradujo en los ingresos de pacientes en el Sanatorio del Carmen.

Paloma Rozas, jugadora y entrenador de la sección de hockey, es oftalmóloga en el HUCA. En referencia a la desescalada grupista dice que «es complicada por el número de socios, pero se busca conciliar con seguridad la convivencia, flexibilizando horarios y espacios». Destaca asimismo la necesidad de que haya un «comportamiento responsable» a la altura del entusiasmo que se percibe con el regreso de la actividad al club. Como médico detalla que no estuvo en primera línea, pero asegura que «fue difícil gestionar las urgencias» y confiesa que lo más impactante «fueron los contagios de compañeros y el manejo de las familias de los pacientes». Valora «la emoción de los aplausos de las ocho de la tarde» y que «el Principado respondio al colocar camas en la UCI en sitios difíciles de imaginar». Roza espera volver a jugar en octubre, «porque el hockey apenas tiene público». De una posible reaparición del virus subraya que «dependerá de su propagación, pero hay gente que no cumple las normas, aunque Atención Primaria trabajó bien y aisló los posibles casos».

Marta Fernández, jugadora de balonmano y enfermera en Cabueñes, piensa que la vuelta a la actividad en el Grupo se hace con «organización y responsabilidad» y que se «dan facilidades con predisposición para que la gente no abandone el deporte». De su cometido en esta crisis apunta que trabajé en una planta con positivos y hoy en día es de sospechas, «por lo me tocó directamente» y explica que «las condiciones fueron duras para pacientes y profesionales». Confiesa que sintió «miedo al principio, pero luego ayudó el reconocimiento de la gente». Ve complicado llegar pronto el 100% de actividad en el Grupo al ser un club grande y espera volver a jugar en septiembre, mientras que supedita un posible rebrote a que la ciudadanía no asuma su responsabilidad.

Ramón Trespalacios, médico anestesiólogo en el HUCA y jugador del equipo máster de hockey, en referencia a la normalidad en el Grupo dice que «se llevó a rajatabla las indicaciones de las autoridades» y del trabajo en el club estima que se llevó desde un primer momento de forma telemática y ahora se utilizan ya casi todas las instalaciones». De su experiencia en la pandemia explica que «se doblegaron las asistencias en las UCI, que estuvieron al límite», aunque lo peor fue «trasmitir malas noticias a los familiares». En cuanto a los apoyos que tuvieron destaca el «enorme cariño de la sociedad asturiana».

Cecilia González Secades, enfermera en el Hospital de Langreo y jugadora del equipo de voleibol, dice que el Grupo Covadonga llevó la crisis por el libro el BOE y que el club volverá a la normalidad de forma gradual. De su aportación como sanitaria dice que «recogí muestras del COVID-19 en domicilios y en residencias con personas que dieron positivo, por lo que experimenté situaciones difíciles, con gente ingresada sin familiares cerca. Nos sirvió para estar más cerca del paciente y ser más empático». Sobre el apoyo recibido reconoce que «se volcaron con nosotros, pero la tarea continúa, pese a que salimos menos en prensa» y tiene claro que «hay que remar todos en la misma dirección», mientras que del inicio de la próxima temporada indica que «no se sabe nada». Ante la aparición de un rebrote subraya que «puede darse en el otoño, pero estamos preparados, al tener las herramientas para hacerle frente».