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t Néstor Arellano da de comer a un caballo. ARNALDO GARCÍA

Modernos escuderos en la trastienda

Rutinas. La labor de los mozos de cuadra es oscura pero imprescindible. Cuidan a los caballos para que estén listos para la competición

FRAN GAYO

Domingo, 29 de agosto 2021, 03:56

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Si en los tiempos de la caballería medieval el escudero era aquel abnegado muchacho que solía acompañar al valiente caballero en sus justas y aventuras, hoy en día los jinetes y amazonas profesionales necesitan la ayuda inestimable de los mozos de cuadra. Antaño el escudero se ocupaba de atender las necesidades de su caballero, además de limpiar y cuidar su espada y su armadura, y también supervisar al caballo, con todo tipo de cuidados y tareas rutinarias. En estos tiempos mucho más modernos y sin sangrientas luchas de por medio, la labor de los mozos de cuadra resulta a veces muy poco visible, pero totalmente irremplazable. Ellos son los encargados de hacerse cargo de los caballos que luego compiten en las pistas, desatando pasiones entre la afición.

El brasileño Felipe da Cruz y el argentino Néstor Arellano son los mozos de cuadra que atienden a los ocho caballos de la Cuadra Mateos, los que montan las hermanas Pilar y Carmen Mateos De Urbina. Su jornada comienza temprano. Es habitual que antes de las 8 de la mañana ya estén visitando a los caballos, para ver si han amanecido bien. A partir de ahí comienza una rutina que raramente se altera. «Nuestro día a día es trabajar con los caballos, hacer las tareas de limpieza, ponerlos guapos para el concurso y dar la comida a los caballos», explica Felipe Da Cruz, que ya lleva 18 años dedicado en cuerpo y alma a esta profesión que enseña a amar a los caballos.

Eso sí, atender en su caso a ocho caballos entre tan solo dos personas supone una buena carga de trabajo diaria. Además, cada caballo tiene una dieta personalizada que hay que llevar a rajatabla con el pienso como factor diferenciador de la alimentación según las caraterísticas del equino. A esto hay que añadirle que los caballos al igual que otros animales y las propias personas tienen personalidades o caracteres diferentes, aunque en el caso de los de la Cuadra Mateos resulta muy fácil tratar con ellos porque como aclara el propio Felipe Da Cruz: «realmente nuestros caballos son muy tranquilos. Ya están muy acostumbrados a esta vida».

El material de los caballos tiene que estar bien organizado con las mantilllas de cada caballo colocadas y listas para su uso. Hay que cuidar las monturas y cepillar continuamente a los caballos, especialmente cuando hay competición que son acicalados ya que la belleza y el estar guapos no es antónimo de competir bien ni mucho menos.

Carmen Mateos De Urbina, una de las amazonas de la cuadra, valora especialmente el trabajo de Felipe y Néstor: «Gracias a ellos podemos llegar a tiempo a competir, los caballos están guapos y bien cuidados». La amazona madrileña califica su labor como «imprescindible en una cuadra». Para desarrollar su trabajo es fundamental organizarse bien: «ambos saben gestionar muy bien su tiempo para hacer todas las tareas. Estamos encantados con ellos». El trato constante y diario con los caballos hace que los mozos de cuadra sean «los que más conocen a los caballos. De hecho saben perfectamente cómo es cada uno y cómo hay que cuidarles». Incluso los mozos de cuadra actúan como una especie de consejeros ante los jinetes, ya que pueden avisarles si han detectado cualquier anomalía en su comportamiento o cualquier problema de salud que pueda afectar su rendimiento en las pistas.

Mientras Carmen Mateos responde a las preguntas, la actividad no cesa ya que hay que preparar nuevos caballos para competir en el Pequeño Gran Premio. Los caballos están en las mejores manos posibles, las de Felipe y Néstor, que seguirán desviviéndose por sus nobles amigos.

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