La segunda piel de los protagonistas
Tanto los jinetes como los caballos utilizan una completa indumentaria enfocada a la seguridad y la comodidad del binomio
FRAN GAYO
GIJÓN.
Domingo, 15 de agosto 2021, 01:59
Cuando los aficionados vibran con un concurso de saltos, por ejemplo en el emocionante desempate de un Gran Premio, quizás muchos de ellos no se percaten de la completa indumentaria que usan tanto jinetes como caballos en aras de garantizar la seguridad y la comodidad de ambos componentes de los binomios. El jinete Fidel Dávila García, de la Yeguada Maeza, y su mozo, Félix Muñoz, ejercen en este caso como guías para que el gran público conozca como es la indumentaria de los protagonistas de la hípica.
Múltiples elementos componen el 'vestuario' especialmente en lo que refiere a los caballos. Comenzando por los jinetes varios elementos son obligatorios como el casco, imprescindible para garantizar cierta protección de la cabeza del jinete, o la chaquetilla por temas reglamentarios, aunque en este caso sí es cierto que en ocasiones está permitido vestir una camisa o un polo si el día es muy caluroso.
Un elemento que aún no es obligatorio pero con el tiempo puede serlo es el chaleco o airbag protector, que amortigua los golpes que pueden sufrir los jinetes cuando hay alguna mala caída.
En el caso de los caballos la preparación antes de la competición es más compleja. De hecho, los mozos pueden tardar unos 20 minutos en acondicionar el caballo antes de saltar a la pista, incluso algo más si hay que trenzar las crines del corcel.
Lo primero de todo es limpiar los cascos de los caballos, partes delicadas donde se pueden incrustar virutas o piedrecillas que les molesten a la hora de competir. También el mozo se encarga de revisar que no tengan ninguna herida o problema en los cascos.
Después de esa limpieza llega el turno del cepillado. Con la rasqueta se saca el polvo y el pelo muerto y con el cepillo se va masajeando al animal, cosa que agradece profundamente. Con un trapo húmedo se limpia su cuerpo para que quede brillante.
Con el caballo atado al dosvientos se le comienzan a colocar todos los elementos de su indumentaria. Se les coloca un gel para que no se mueva la montura, encima de ese primer gel está la mantilla, acolchada y suave, y por encima de esta el llamado salvacruces, destinado a proteger al caballo de posibles rozaduras en los huesos y los músculos del lomo, pueden ser de silicona o de látex.
Otro elemento importante son las orejeras, que les protegen del ruido y de insectos a la par que cumplen una función estética. La cincha, por su parte, sirve para aguantar la montura. El pecho petral impide que la montura se vaya hacia atrás y de él se engancha la tijerilla al poner la cabezada.
También se le ponen a los caballos protecciones en las manos y las patas, para evitar que se haga daño con cualquier golpe o protección. Cabe señalar que los caballos reciben sesiones de fisioterapia equina al terminar cada competición, para recuperar sus músculos del esfuerzo realizado.
Lo último en colocarle al caballo es la cabezada, que lleva piezas como las riendas, el 'volante' con el que el jinete maneja a su montura, las carrilleras donde va enganchado el filete, que se coloca en la boca del caballo. También está la muserola con el cierrabocas, y el ahogadero que es una parte hoy en día básicamente estética.
Después de la competición un buen baño, algo de relajación y luego la hora de la comida para reponer fuerzas. En definitiva, se trata de cuidar continuamente al caballo, desde una alimentación personalizada para cada uno de ellos hasta estar pendiente de cualquier detalle que les pueda incomodar. Al fin y al cabo, son los auténticos protagonistas de la hípica, y muy queridos por sus propietarios y jinetes. El bienestar del caballo es el factor que prima siempre en el mundo de los saltos de obstáculos.