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HUGO VELASCO.
Viernes, 18 de enero 2019, 00:15
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Once días después de comenzar su aventura en Lima, con la ceremonia de salida de la 41 edición del Rally Dakar, Javier Álvarez cerró el círculo al volver de nuevo a la capital de Perú tras completar la décima etapa, y última, de la prueba del motor más dura del mundo. Una especial de 359 kilómetros, 112 de ellos de cronometrados, entre las localidades de Pisco y Lima, en la que el piloto moscón empleaba un tiempo de 2 horas, 21 minutos y 19 segundos. Fiel al objetivo que se marcó, que no era otro más que conservar las fuerzas y mecánica todo lo posible para alcanzar la meta final sin mirar tiempos ni clasificaciones, el moscón superó la que para muchos fue la edición más dura del Dakar desde que se disputa en suelo sudamericano.
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