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Fernando Alonso, la madurez del talento

Fernando Alonso, la madurez del talento

Para este bicampeón del mundo que ha conseguido meter el veneno de la gasolina en más de la mitad de la población española, no hay nada más placentero que coger su bicicleta e irse a rodar

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Lunes, 26 de mayo 2014, 18:51

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Fernando Alonso no siempre lleva un mono rojo y una gorra con el logo del 'Santander'. Cuando se da una ducha después de llevar su monoplaza a más de 300 km/h, se viste con vaqueros, una camiseta de la marca de ropa que tiene, unas zapatillas deportivas y se convierte en ese chaval de Oviedo que un día se vio en lo más alto de un deporte que, muchas veces, se disputa en un lago de pirañas.

Lejos del ruido de la Fórmula 1, Alonso quiere ser un joven más, aunque para su incomodidad, no puede pasear por su Oviedo natal sin que le asalten mil y un fans. Después de unos años en Suiza, que le granjearon no pocas críticas por el tipo fiscal que allí pagaba, el español decidió regresar a casa. Ahora su base de operaciones, cuando le dejan sus compromisos con Ferrari, está en Asturias, lejos de ese glamour que nunca ha comulgado con él.

Para este bicampeón del mundo que ha conseguido meter el veneno de la gasolina en más de la mitad de la población española, no hay nada más placentero que coger su bicicleta e irse a rodar. No sólo en carretera, sino en campo también, Fernando Alonso es un ciclista consumado, que incluso llegó a plantearse crear su propio equipo ProTour con Alberto Contador como cabeza del proyecto. Ese sueño está, de momento, aparcado. Mientras, a cada Gran Premio se lleva su bici de última generación para rodar junto al ejército de mecánicos y fisioterapeutas que le acompañan en cada fin de semana. Cerebral, tímido y a veces cortante, pero también amigo de sus amigos, bromista y mucho más normal de lo que cabría esperar para uno de los hombres mejor pagados del mundo por realizar su trabajo.

Su última aventura se llama twitter. A través de @alo_oficial, Fernando se ha propuesto, según sus propias palabras, enseñar sin intermediarios cómo es su vida, y acercar al gran público una figura que, demasiadas veces, ha sido acusado de frío o desagradable. Quizá, es que Alonso sólo es un chaval de Oviedo que se dedica a correr a 300 km/h y que buscará este año igualar los títulos de otro chico, Ayrton Senna, que un día salió de Sao Paulo para dedicarse al motor y que, desgraciadamente, se quedó con sólo tres campeonatos mundiales.

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