Otro título a la vista para Alonso trece años después

Después de la contundente victoria que consiguió en las 1.000 Millas de Sebring la madrugada del sábado, junto a sus compañeros Nakajima y Buemi, puede alzar el trofeo en la próxima cita (las 6 Horas de Spa, siempre que gane y el Toyota 7 no puntúe), aunque lo lógico es que el episodio se produzca en las 24 Horas de Le Mans.

En el Mundial de Resistencia, es sabido, gobierna Toyota con la misma jerarquía que Mercedes en la F-1. Alonso se ha subido al coche puntero en esta modalidad sin tradición en España, pero que está mostrando al público a la estela de su liderazgo como deportista. El ovetense ya ha amoldado a los coches cerrados, a la conducción en la noche, al tráfico incesante en la pista con vehículos de diferentes categorías e incluso a las grietas y los baches de un aeródromo militar reconvertido a pista de automovilismo como es Sebring.

En menos de un año natural, ha ganado una de las carreras más célebres del automovilismo -las 24 Horas de Le Mans-, dos pruebas en EE UU -Las 24 Horas de Daytona y las 1.000 Millas de Sebring- y las 6 Horas de Spa en verano. Cuatro éxitos y una secuencia encadenada en Estados Unidos, allí donde se ubica su primer desafío de 2019, las 500 Millas de Indianápolis.

Es la pieza que le falta para su propósito al margen de la Fórmula-1, la triple corona (incluye el GP Mónaco y las 24 Horas de Le Mans) que se estableció como meta para mantenerse estimulado en el deporte. En abril efectuará dos sesiones de entrenamientos para la Indy, trabajo a tope en el simulador.