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José Manuel Mori Cuesta 'el Marqués, en la ventana de su domicilio en Ribadesella, con la caña que hoy pretendía utilizar en el Cares. XUAN CUETO
«Nos sentiremos extraños al no poder ir a por el campanu»

«Nos sentiremos extraños al no poder ir a por el campanu»

Los pescadores asturianos viven con incertidumbre el aplazamiento de la campaña, que se pueda aparcar hasta mayo

J. L. CALLEJA

GIJÓN.

Domingo, 12 de abril 2020, 00:15

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Hoy era la fecha marcada para la captura del campanu, el primer salmón de la temporada en los ríos asturianos, que congrega miles de cañas en sus riberas. Sin embargo, el estado de alarma que se alargará al menos hasta el 26 de abril lo ha impedido tras anularse por dicha causa el periodo sin muerte.

La posibilidad de que se cancele o se retrase de nuevo la campaña, que ya se ha suspendido en Francia, preocupa a algunos de los ribereños más representativos. Unos dan por perdido el año que, en su opinión, se podría aprovechar para realizar acciones al objeto de regenerar la especie, y otros tienen la esperanza de que aún se celebre. Todos ellos, que piensan que el problema son las capturas en el mar, coinciden en que hoy será un día raro con las cuencas fluviales vacías y que acarreará además un serio problema económico.

José Manuel Mori Cuesta 'el Marqués' (Cangas de Onís, 1967) asegura que se sentirá un poco «extraño» al no poder echar hoy la caña como es habitual en el primer día de la temporada. Aguarda con impaciencia en su domicilio de Ribadesella el término del confinamiento y tiene la esperanza de que «para mayo se pudiera levantar la veda». Pero el popular pescador con récord de campanos opina que la pesca no conlleva tanto peligro como otros acontecimientos deportivos, «porque si vas al río, aunque haya más de quince personas en un pozo, las distancias son superiores a dos metros, no es como partido de fútbol u otro evento». 'El Marqués' no es partidario de que se cancele la temporada. «Ya hay bastantes restricciones», precisa. En su opinión tendrían que dejar de pescarse en el mar los salmones. «Si los enganchan con las redes en la desembocadura es difícil que remonten». Mori Cuesta, asimismo hostelero en la zona del oriente asturiano, destaca que este parón forzoso perjudicará los negocios de los concejos de la ribera del Sella. «Aunque no hay movimiento como hace años, se servirán menos comidas y se venderán menos habitaciones».

Estima el pescador cangués, que hoy tenía el coto de Niserias, que el balance del ejercicio será «similar» al pasado, porque además se recontaron en el otoño más de 1.000 salmones. Se vieron ejemplares por las zonas más concurridas del Sella a principios de marzo, pero «no salimos de casa y no sabemos nada».

Por su parte, Óscar Magdalena San Martín (Sotrondio, 1969), habitual del Narcea, es pesimista sobre la situación actual y piensa que no se va abrir la temporada este año, «por cómo se están desarrollando los acontecimientos de la crisis sanitaria». Cree, además, que no sería nada bueno que se levantase la veda tarde al entender que si se hace «en junio o julio las jornadas serían hasta de 100 salmones». Sobre el resultado de la temporada estima que el número de capturas sería «aproximado» al del año pasado tras censarse 612 salmones en el Narcea. No obstante si se pudiese pescar desde finales de mayo «se disfrutaría de dos meses buenos».

Apunta que en caso de no se celebrase la campaña sería «bueno» para la especie, porque «quedarán muchos salmones en el río». No piensa que hacer un estudio fuese una solución, «porque sería más importante atajar la pesca en el mar». Del aplazamiento obligado por el estado de alarma señala que «será triste ver el río sin pescadores en un día especial y sin el aliciente que supone la captura del campanu».

A orillas del Cares Kike Álvarez Llorens (Siejo, 1961), que regenta desde hace 37 años el bar La Cortina en Siejo, lamenta la ausencia de turistas. «Otros años se vivía un gran ambiente para el campanu y más aún al coincidir con la Semana Santa» dice este ribereño de Panes, que lamenta el daño que hará a la hostelería de la zona.

Ante la posibilidad de la suspensión de la temporada subraya que «la veo casi perdida» y por ello le gustaría que «se hiciese algo por recuperar la especie». En caso de que no se celebre indica que se podían arreglar problemas como «la contaminación y la pesca en el mar».

Su hijo, Kike Álvarez Toribio (Siejo, 1992) admite que se «tendré una sensación fuera de lo normal» al no poder ir hoy a por el campanu. Comenta que aún tiene la esperanza de que se levante la veda en mes de mayo, pero señala que «vivimos en una gran incertidumbre y quién sabe cuando podremos ir al río». Además teme que la campaña «se pierda porque parece que esto va para largo». Y si se suspendiera tiene claro que «ayudar a proteger una especie que es única».

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