Alberto Asarta: «Somos la única institución dispuesta a dar la vida por sus clientes»

La Unidad Militar de Emergencias (UME) tiene 3.700 efectivos y el compromiso de responder a cualquier catástrofe dentro del territorio nacional en un máximo de cuatro horas. Lo contaba orgulloso, ayer, el general Alberto Asarta, antes de participar en el congreso de economía colaborativa celebrado estos días en Gijón. Las Fuerzas Armadas, asegura, «somos la única institución dispuesta a dar la vida por sus clientes, que son los ciudadanos». Su «voluntad de servir» les da cabida «en la que es la máxima responsabilidad de un Gobierno», asegurar el bienestar de los ciudadanos.

Hasta hace no tanto, cuando ocurría algún desastre de este tipo «se utilizaba al Ejército, pero ahora hay una unidad de emergencias especializada», que actúa como «punta de lanza» y canaliza todos los recursos que el Estado pone a su disposición. Sus grandes bazas son la «formación, especialización, procedimientos y, fundamentalmente, sus integrantes», a la hora de afrontar situaciones inesperadas.

Están preparados para cualquier cosa que pueda ocurrir. «Lo tenemos todo pensado», asegura. Se necesitan, eso sí, recursos para estudiar y desarrollar sus capacidades ante los riesgos tecnológicos -nuclear, biológico, químico y radiológico- que pudieran plantearse. «Es lo que nos falta para llegar ya a un nivel de especialidad superior, para poder actuar en el núcleo del desastre, no desde fuera», explica.

De los efectivos de la unidad, un 89% pertenece al Ejército de Tierra; un 7%, al del Aire, y algo más de un 2% a la Armada. El resto corresponde a cuerpos comunes. Para formar parte del equipo, se requiere una experiencia mínima de dos años como soldado y superar exigentes pruebas físicas. Son los mejores para hacer frente a todo. Sin embargo, no ha sido una catástrofe nuclear ni un terremoto (su actuación en Lorca es aún hoy elogiada y agradecida por los vecinos) lo que ha movilizado a más de sus integrantes. En 2012, tres incendios forestales simultáneos en España obligaron a desplazarse al 80% de la unidad.