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Siri Knutsen. Toneladas de peso muerto (TPM): 35.309. Año construcción: 2004. Empresa: Naval Gijón.
Los más grandes  del litoral gijonés

Los más grandes del litoral gijonés

La ciudad llegó a contar con seis astilleros que empleaban a unas 6.000 personas; 40 años después queda solo Armón, con 200 trabajadores

SUSANA BAQUEDANO

Domingo, 7 de agosto 2016, 01:06

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En los años sesenta del pasado siglo Gijón llegó a contar con seis astilleros, que empleaban a unas 6.000 personas -entre trabajadores propios y de la industria auxiliar-. Hubo un tiempo en el que de las factorías del municipio salía, cada mes y medio, un casco para pesqueros y barcos de cabotaje. Hoy, cuarenta años después, el municipio tiene un solo astillero que emplea a 200 operarios. Ahora, Armón entregará su último pedido, un arrastrero para una firma noruega, a mediados de septiembre, pero tiene a la vista el mayor ferry que se haya hecho nunca en El Natahoyo. Este barco, pendiente de que entre en vigor el contrato con la canaria Naviera Armas, tendrá una eslora de 180 metros y será destinado al transporte de 1.800 pasajeros, además de camiones-tráiler y turismos.

Antes que los barcos de acero, fueron los de madera. En 1858 existen referencias del carpintero de ribera Francisco Pérez Viña, que habría construido la lancha 'Ramona' para los prácticos del puerto. Como barcos construidos en Gijón aparecen, en 1872, cuatro gabarras de madera de 15,55 metros de eslora, propiedad de Melitón González y Compañía. Entre 1875 y 1886 aparecen los barcos de madera 'Gijón' y 'Fátima', de Olavarría Marina y Cía.

Un apunte importante es el referente a la construcción llamada 'Número dos', un vapor construido en 1886 en la fábrica de maquinaria, fundición y calderería de Anselmo Cifuentes Díaz, la primera compañía que se dedicó a la construcción naval en la ciudad y que se estrenó también con el primer barco de acero, el remolcador de vapor 'Sala'. Su casco fue construido en un taller de fundición de la plaza del Sur y transportado, atravesando la calle Corrida, en un carro arrastrado por 32 bueyes.

Dos años después, en 1888, esta factoría se traslada al Natahoyo y empieza a desarrollar su actividad con el nombre de Cifuentes, Stoldtz y Cía, que sería el germen del Dique de Duro Felguera y posteriormente de Naval Gijón. Además de unos nuevos talleres, se construyó un dique cuyas dimensiones interiores eran de 87 metros de eslora, 14 de manga y 5,2 metros de calado en pleamar. La idea originaria era que las nuevas instalaciones se dedicaran a la reparación de vapores, construcción de máquinas y grúas, calderas de vapor y material minero. En 1899, ya se conocía esta empresa popularmente como el Dique.

Alejados de otros países

El comienzo de siglo marcó un punto de inflexión para la construcción de buques de casco metálico en España, que si bien continuaba alejada de los tonelajes botados en otros países, alcanzó las 2.040 toneladas en 1902, según se relata en la publicación 'Astilleros del Arco Atlántico'. En 1909, los talleres del Dique aumentaron su producción, en general, tanto en la reparación de buques como en los relativo a «alguna obra e importancia» para la Marina de Guerra.

El segundo de los astilleros nació en 1900 con el nombre de Constructora Gijonesa, que en 1925 fue vendido a la familia Juliana y adoptó el nombre de Juliana Constructora Gijonesa.

En los años de la Primera Guerra Mundial la construcción naval en Gijón cobra por fin importancia, con cifras históricas de producción y la renovación de instalaciones. Así, por ejemplo, la empresa Sociedad Riera y Cía, que se dedicaba a la construcción y reparación de maquinaria, en los primeros meses de 1917 fue transformada, a través de una ampliación de capital, en un sociedad anónima con el nombre de Astilleros Riera, para dedicarse especialmente a hacer buques.

En 1920 también había nacido una pequeña factoría, Astilleros de Gijón, en el barrio de El Natahoyo, que en 1935 quedó incorporada a Astilleros del Cantábrico, nacido un año antes. En 1923 se había instalado en la dársena de Fomento Hijos de Ángel Ojeda, que antes fue el pequeño astillero Pando.

En 1944 los astilleros de Duro Felguera tenían en construcción once buques con motor diésel y un vapor. En total, el valor de los barcos ascendía a 23 millones de pesetas. Los barcos eran todavía pequeños mercantes, fruteros y de pesca. En la ciudad estaban operativos, además del astillero de Duro, Astilleros del Cantábrico, con cuatro buques; Astilleros Riera (tres buques), Astilleros Montes (cinco buques), Constructora Gijonesa (cuatro buques) y Astilleros Ojeda (dos buques).

Habría que esperar hasta 1953 -superada la postguerra- para que aparezca en Jove la Compañía Marítima del Musel, especializada en la construcción de buques pesqueros. La última empresa en aparecer fue Naval Gijón (1984), producto de la fusión de Marítima del Musel y Duro, que utilizó hasta su cierre las instalaciones del Dique. Desde entonces, la historia de la construcción naval sufrió grandes altibajos y un declive industrial que fue cerrando factorías y destruyendo empleo.

Naval Gijón cesó su actividad en 2009. Había entrado en barrena cuando un armador estadounidense canceló el pedido de un quimiquiero, al negarse la dirección del astillero a rebajar el precio por la demora en su entrega. Pero años antes de su cierre, le dio tiempo a construir los mayores barcos que se hayan hecho jamás en la bahía gijonesa: los quimiqueros 'Siri Knutsen', en el año 2004, y 'Gijón Knutsen', en el 2006, con más de 35.000 toneladas de peso muerto.

Juliana, con menor calado, hizo también grandes barcos, como el Stolt Span, de 24.460 toneladas, en el año 1998, muy lejos ya del vapor 'Antonio López', la primera embarcación que lanzaba a la mar en 1912.

En la actualidad, el actual dueño de esas instalaciones, el grupo Armón, proyecta ampliar las gradas y el calado para poder botar barcos de mayor tamaño a la mar, como el mencionado superferry, que podría ver la luz a mediados del año 2019. Se escribirá entonces un nuevo capítulo de la construcción naval gijonesa.

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